ETAPA DE TRANSICIÓN

El Lliure votará el día 14 si convoca un concurso internacional para sustituir a Pasqual

Los trabajadores del teatro aseguran que la precipitada marcha del director es "un marrón" y lamentan la falta de 'feeling' entre ellos

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Marta Cervera

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La junta de gobierno del Teatre Lliure ha decidido proponer a votación del Patronato la convocatoria de un concurso público internacional para buscar un nuevo director tras la dimisión el pasado viernes 31 de Lluís Pasqual. Hasta ahora, los candidatos habían sido presentados por miembros del Patronato. La decisión se ha tomado este viernes en una reunión urgente para abordar el futuro del emblemático teatro catalán.

Se han avanzado diversas propuestas de cara a la reunión del Patronatro del Lliure, el órgano que decidirá su futuro. Está formado por los representantes de las administraciones y 28 miembros, la mayoría personas unidas a la historia de esta emblemática institución teatral catalana. Forman parte de él actores de primera fila como Jordi Bosch, Inma Colomer y Rosa Maria Sardà, entre otros. 

Este viernes los principales representantes de Cultura de las instituciones que subvencionan el Lliure -Ayuntamiento de Barcelona, 'conselleria' de Cultura de la Generalitat, Ministerio de Cultura y Diputació- se reunieron con  el presidente de Patronato y otros cuatro miembros de la institución cultural.

Joan Subirats, comisionado de Cultura y representante del Ayuntamiento de Barcelona en en la junta de gobierno, precisó que más allá de “lamentar la situación producida por la dimisión de Lluís Pasqual” ha habido un “consenso general” para seguir adelante con el plan de convocar un concurso público para buscar un nuevo responsable del Teatre Lliure. El responsable cultural de la administración que más aporta al Lliure, el 40% del presupuesto, no precisó nada en concreto, alegando que “el patronato es el primero que tiene derecho a conocer esta propuesta”. Faltará precisar cómo se realizará el concurso, qué requisitos se solicitarán y qué plazos se acordarán para la elección del nuevo director. El tiempo apremia.

"Nos ha dejado un marrón"

“Pasqual nos ha dejado un marrón”, reconocían ayer algunos trabajadores del teatro consultados por este diario, todavía digiriendo la precipitada marcha del director. “Nos enteramos de su dimisión por la prensa”. Nunca intentó hablar con ellos tras el revuelo levantado tras las acusaciones de abuso de poder la actriz Andrea Ros. Tampoco intentó tender  puentes de comunicación.

Quienes llevan más tiempo en el teatro son más condescendientes con la manera de ser de Pasqual. Pero los más jóvenes, aquellos nacidos tras la Transición, consideran inaceptables sus formas, su mal humor y sus gritos. “Todos podemos tener un mal día pero lo suyo era otra cosa. Cuando él entraba en un ensayo siempre había tensión”, comenta uno de los empleados del teatro. "Era un tirano, pero no es el único. Varios de su generación son así. Jan Fabre, que estuvo aquí en verano, es otro",  apunta un compañero respecto al director belga alabado por la crítica y el público, como Pasqual. 

Quienes compartían la visión de Andrea Ros acerca del despotismo del exdirector lamentaron los ataques que la actriz recibió tras explicar su experiencia en Facebook. Aquello, junto al anuncio de la renovación del director el pasado 29 de junio, tras dos mandatos seguidos, les hizo reaccionar. Días después los trabajadores solicitaron un estudio de riesgos psicosociales. “Ya habíamos callado bastante. Los tiempos han cambiado. Eso de “la letra con sangre entra” pasó a la historia. Yo no voy a trabajar mejor si alguien me grita. Eso es cosa de otra época”. 

Todos alaban el buen trabajo de Pasqual al frente de la nave, "especialmente durante la crisis", una etapa que se capeó sin despidos ni rebajas de sueldo sino con otras medidas. Las cifras de ocupación de las tres salas del Lliure –las dos de Montjuïc y la primigenia de Gràcia- también eran motivo de orgullo. Pero internamente faltaba 'feeling' con el director. El Lliure siempre ha sido una familia y no siempre bien avenida.