CRÓNICA

Albert Pla, 'juerga catalana' en el Acústica

El cantautor sacudió el festival de Figueres con un trepidante túrmix de clásicos al que se sumó como invitado Alfred García

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Jordi Bianciotto

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Después de una jornada del sábado con abundancia de propuestas intimistas, suaves y aplicadas, el Acústica se soltó la melena cuando, ya de madrugada, subió a escena un tipo desgarbado, vestido con una túnica y rascando una guitarra. “Hola, sóc l’Albert i vaig a cantar cançons”. Fiesta grande en la Rambla de Figueras culminada por ese hito enloquecido titulado ‘Bona nit (Juerga catalana)’, con Alfred García como inesperado invitado.

Albert Pla es de los que llenan el escenario con su sola figura, pero aunque comenzó el recital a palo seco, recordando su aventura sexual con ‘Antònia Font’ y rememorando a ‘Pepe Botika’ (canción de Extremoduro que dedicó a los presos: “a los políticos no, ¿eh? ¡A los presos comunes, a los que continúan sin abogados!”), pronto se le unieron Diego Cortés (guitarra) y Tino Di Geraldo (batería), estableciendo un destartalado trío rumbero-‘punkie’. Melancólicas escenas escatológicas (‘La sequia’), descaro antimonárquico (‘Carta al Rey Melchor’ con desenlace en batucada) y autoparodias traviesas (‘Soy rebelde’) dando paso al disfrutable relato de ‘Joaquín el necio’.

Rambla agitada

Pla sigue en forma, y con sus conciertos trepidantes casi consigue que nos olvidemos de que en la última década apenas ha creado canciones con las que ampliar el repertorio. Pero sus cartas de siempre arrasaron en una Rambla quizá agotada pero feliz, que bailó a Lou Reed en rumba con un paseo a ‘El lado más bestia de la vida’ al que se sumó Alfred a la guitarra y los “nai-no-nai-no-nais’. El chico, admirador, como sabemos, de su libro ‘España de mierda’, siguió con él en una ‘Juerga catalana’ ideal para irse a la cama con la satisfacción del deber cumplido. “Bona nit, me’n vaig al llit / estic borratxo / sóc feliç”.

Antes de Albert Pla, entre las propuestas del Acústica hay que hablar de individualidades en alza como la joven Paula Valls (19 años) y sus canciones nocturnas envueltas en guitarras reverberadas. Bien acompañada (David Soler y Miquel Sospedra), combinó su insinuante material propio con algunas versiones que realzaron su voz con alma negra: ‘Love gets in the way’, de Dayna Kurtz. Por su parte, Pol Fuentes sacó punta al sustancioso ‘Embranzida’ con modos teatrales, imaginería bélica y una cita a ‘Solstici’, de su anterior grupo, Rosa Luxemburg. Y más cancioneros sugerentes, ya rodados esta temporada, como los de Núria Graham, con su rock de interiores y atmósferas vaporosas, y Judit Neddermann, voz clara con estrofas aromáticas y vistas al Brasil, señalizando otros atractivos puntos cardinales de este 17ª Acústica.