adiós a una institución americana

Estados Unidos se despide de Aretha Franklin con un funeral de leyenda

Amigos, compañeros y grandes personalidades despiden a la 'Reina del soul' en un funeral exuberante en Detroit

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Ricardo Mir de Francia

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La última vez que Aretha Franklin actuó en Detroit, la ciudad a la que llegó cuando tenía cuatro años para convertirla en su casa, acabó el concierto con unas palabras que anticipaban lo que estaba por venir: "Os pido que me guardéis en vuestras oraciones". Era junio del 2017 y fue una de las últimas ocasiones en las que volvió a cantar en público. Este viernes otros lo hicieron por ella para cerrar los cuatro días de celebración de su vida en la Ciudad del Motor, rendida al recuerdo de una mujer que fue mucho más que la 'Reina del soul', como recordaron el elenco de personalidades que le dieron un adiós más propio de la realeza.

Icono también feminista y banda sonora indispensable de los derechos civiles, Aretha fue despedida con un funeral exuberante en la mejor tradición de las iglesias negras, una suerte de recorrido por todos los estadios del alma, un tributo fiel a la inagotable diversidad cromática de su música. 

En un Cadillac de 1940

El cuerpo de Aretha llegó al Greater Grace Temple con estilo, como no podía ser de otra manera, en un Cadillac LaSalle de 1940 flanqueado por varios Cadillac rosas. Es la misma iglesia donde se celebraron los últimos responsos de Rosa Parks y el padre de la artista, el reverendo C. L. Franklyn. Aretha se crio con él y fue en su iglesia de New Bethel, donde su capilla ardiente estuvo instalada desde el martes, donde empezó a cantar góspel, la misma música que inundó parte de su funeral. La Orquesta Aretha Franklin interpretó algunos de sus clásicos, como 'I say a little prayer' o 'Angel', acompañados por '(You make me feel like) A natural woman’, en la voz de Ariana Grande, o ‘I am going up yonder’, a cargo de su amiga Chaka KhanStevie Wonder iba a ser el encargado de cerrar el funeral, que seguía al cierre de esta edición, después de más de cinco horas.

El ataúd con el cuerpo de Aretha, que falleció a los 76 años por un cáncer de páncreas hace dos semanas, quedó a los pies del altar, por el que desfilaron sus familiares y amigos, así como dignatarios como el expresidente Bill Clinton. "Su voz expresó las alegrías, las tristezas, el dolor y la fe de todo un pueblo", dijo el exfiscal general del Estado Eric Holder"Tenía una voz como solo aparece una en una generación, quizás en un siglo entero", afirmó Clinton, quien recordó que antes que gobernador y presidente fue uno de los millones de fans de Aretha.

Cartas de Obama y Bush

Como muchos otros durante la larga lista de alocuciones, el demócrata recordó la sensibilidad social de Aretha, ya fuera para hablar sin tapujos de las injusticias raciales o recaudar fondos para la lucha de los derechos civiles como para ayudar con conciertos benéficos a los sintecho de Detroit, la ciudad en la que pasó las últimas décadas de su vida tras dejar atrás Los Ángeles. "Le preocupaba la gente que no tuvo suerte, la gente que estaba decepcionada, la gente que no tuvo tanto éxito como ella". No fueron las suyas las únicas palabras de un expresidente que se escucharon durante las más de cinco horas de ceremonia. El reverendo Al Sharpton leyó sendas cartas enviadas por Barack Obama y George Bush.

Pero quizás más importante que las palabras de los dignatarios fueron las de sus amigos y excompañeros en la carretera. Como Smokey Robinson, una de las estrellas de la escudería Motown con sus Miracles, que fue vecino y amigo de Aretha desde que tenía ocho años. Recordaba que una de las últimas veces que habló con ella, Aretha seguía dándole vueltas a la película autobiográfica sobre su vida que le ilusionó durante sus últimos años. Otro viejo colega, el juez televisivo Greg Mattis, contó como la cantante le animó a criticar públicamente al Gobierno por su gestión de la crisis del agua en Flint. "Supuestamente eres de Detroit, ¿de qué tienes miedo?", le dijo. También se escuchó a sus hijos y sus nietos. "Te doy las gracias por haber puesto siempre la familia por encima de todo y por habernos enseñado como gestionar el éxito", afirmó su nieto Jordan Franklyn.

Lágrimas y exaltación de la vida

El tono de la ceremonia pasó constantemente del luto a la sonrisa, de las lágrimas a la exaltación de la vida con las canciones de Aretha como trasfondo. La diva no tuvo una vida fácil. Perdió a su madre a los diez años, tuvo dos divorcios, el primero salpicado de malos tratos, y perdió a su padre tras estar cinco años en coma por un disparo durante un robo. Al final muchos invocaron 'R-E-S-P-E-T-O', aquella canción de Ottis Redding que Aretha convirtió en un himno universal y fue parte esencial de su legado como persona: esa exigencia de respeto para el ser humano.