Una colección de fotografías históricas recuerda la revolución de Mayo del 68

Este año se cumple medio siglo de la revolución popular de Mayo del 68 en Francia, la mayor revuelta estudiantil y laboral de la historia. Los jóvenes tomaron las calles en contra del inmovilismo de su país, anclado en el pasado y la tradición. A ellos se unieron trabajadores, sindicatos y algunos partidos que desembocaron en una huelga general que hizo temblar al mismísimo Charles de Gaulle. Estas protestas fueron la semilla para sentar las bases de futuros avances en temas como el ecologismo, el aborto, el pacifismo o las relaciones laborales y tuvieron posteriormente una gran repercusión e influencia en otros países alrededor del mundo. Para recordar lo ocurrido podemos visitar una escueta pero interesante exposición, Maig 68 pels fotògrafs del France-Soir, que puede verse en el Palau Robert hasta el 11 de septiembre.

Consta de 50 fotografías icónicas en blanco y negro de aquella mítica lucha contra el orden establecido desde el punto de vista de los reporteros gráficos del gran diario de la época. Se trata de una selección realizada por la agencia Roger Viollet que digitalizó todo el archivo del periódico. Un pequeño pero representativo ejemplo de aquellas jornadas convulsas que marcarían el devenir de la historia francesa.

Manifestaciones de diversos bandos

Muchas de las instantáneas reflejan diversas manifestaciones: las de los estudiantes en la Sorbona, la encabezada por François Mitterrand convocada por estudiantes, profesores, trabajadores y sindicatos, las de la extrema derecha, la del Sindicato de Actores (con Michel Piccoli y Suzanne Flon a la cabeza) o las de apoyo a De Gaulle. Entre estas, las más original es la que muestra a un joven en una azotea con una bandera mientras una multitud camina por los Campos Eliseos.

La violencia está presente en muchas de ellas con los enfrentamientos en el Barrio Latino, el lanzamiento de adoquines, una espeluznante con un hombre herido mientras decenas de fotógrafos lo toman como objetivo, las peleas en la fábrica Renault, los coches ardiendo en llamas, las barricadas  o las consecuencias de los enfrentamientos. Frente a ellas se opone un retrato en contrapicado de un Charles de Gaulle que se muestra orgulloso y no parece estar preocupado.

Ilustra las huelgas de obreros desde unos trabajadores de los populares almacenes Lafayette con un cartelito anunciando el paro a los de la Citroen, la de taxis (con viajeros con maletas esperando un milagro). Los contrastes también marcan esta exposición como el de la marquesina de un cine que proyecta El monstruo sin rostro en una calle que aún conserva los efectos de las barricadas, una anciana intentando abrirse paso entre las ramas de un árbol derribado o un chico que toca el piano en la Facultad de Letras durante la ocupación de la Sorbona.

La visita se puede completar consultando dos libros que se exponen con abundante información y con el visionado del documental Vuelta al trabajo en la fábrica Wonder de Jacques Willemont (1968). Una retrospectiva útil para recordar una revolución que provocó un giro total en la historia.