MOMENTO MÁGICO

La difícil ascensión a la gloria de Aretha Franklin

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Ramón Vendrell

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Aretha estaba predestinada a la gloria. Su padre, el reverendo C. L. Franklinapodado "el hombre con la voz del millón de dólares", grabó más de 70 discos con sus sermones y se embolsaba una pequeña fortuna por cada cita de sus giras. La gran casa familiar en Detroit era frecuentada por las estrellas del góspel Mahalia Jackson, Marion Williams y Clara Ward, ya fuera por amistad, negocios o líos con el predicador, así como por pioneros en cambiar la iglesia por el mundo del espectáculo profano de la talla de Sam Cooke (con él empezó todo) y Lou Rawls. A los ocho años empezó a tomar lecciones de piano y a los 14 se lanzó a la carretera con su progenitor (bueno, él iba en avión a los bolos, pero Aretha iba en coche o en tren con el resto de músicos y cantantes del espectáculo religioso). A los 18, en 1960, se mudó a Nueva York y firmó contrato con Columbia... Lo dicho, estaba predestinada a la gloria.

Pero esta tardó en llegar más de lo previsto, y no solo porque Columbia la embridara con anodinas producciones de estándares, jazz vocal, blues y (demasiado poco) rhythm and blues. Aretha tuvo su primer hijo a los 12 años, el segundo a los 14 y el tercero a los 22. Su primer marido era entre otras lindezas un maltratador. Tenía, vaya, una vida complicada.

Todo cambió con el fichaje por Atlantic y la decisión de Jerry Wexler, socio y productor de la compañía, de llevarla a grabar a los estudios Fame de Rick Hall, en Muscle shoals (Alabama). Allí fue en enero de 1967 para una semana de grabaciones. En la primera sesión, rodeada de músicos sensacionales con Spooner Oldham a la cabeza, todos blancos para más información, Aretha y compañía hicieron magia: grabaron en unas horas la toma definitiva de 'I never loved a man the way I love you'. Después de ese momento sobrenatural (y así lo calificaron los presentes, a cual más curtido y ácido) todo se torció: la cantante se bloqueó, empezó a correr el alcohol entre los músicos, Ted White, el marido de Aretha (sí, el perla), empezó a incordiar... El caso es que a la mañana siguiente el matrimonio se había marchado sin decir adiós de Muscle Shoals y Wexler tuvo que volver a Nueva York con una obra maestra y el esbozo de lo que acabaría siendo 'Do right woman, do right man'. Aquí entraron en juego las habilidades de Wexler (gran tahúr habría sido) para grabar casi entero en Nueva York el álbum 'I never loved a man the way I love you' y conseguir que pareciera registrado en Muscle Shoals. El primer número del disco es 'Respect'. Cuando Otis Redding, su compositor y primer intérprete, lo escuchó, dijo: "He perdido mi canción". A partir de ahí, sí, la gloria.