QUÉ HACER HOY EN BARCELONA

El Museu de la Xocolata ofrece una dulce exposición y divertidas actividades

En su interior pueden verse múltiples figuras de cacao sobre personajes famosos, monumentos o ídolos de los niños

asterixxoconadeu

asterixxoconadeu / periodico

Eduardo de Vicente

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La propuesta de hoy puede ser dulce y amarga, blanca y negra, infantil y adulta, antigua y moderna, pero sobre todo, apetitosa. Esta variedad de matices puede encontrarse en el Museu de la Xocolata, donde veremos una exposición de aquellas que hacen salivar, pero también podemos aprender la historia del cacao o participar en divertidas actividades para todos los públicos. ¿Entramos?

Lo primero que se agradece es el fresquito en estos días en que el calor aprieta sin escrúpulos. El ticket que adquirimos es, ni más ni menos, una tableta de chocolate que en su reverso nos facilita la entrada a la muestra. Podemos seguir el recorrido (duración recomendada, unos 45 minutos) con una audioguía disponible con el móvil. En la exposición, que tiene forma de U, se ofrecen múltiples explicaciones sobre la historia del cacao, cómo se trabaja con él o de dónde viene. Nuestra sed de conocimientos quedará saciada con tres documentales de unos 10 minutos que explican el origen del cacao, su llegada a Europa y repasa el momento en el que su consumo se generalizó.

Pero lo que más atrae a pequeños y grandes son las grandiosas figuras que nos van sorprendiendo a nuestro paso. Monumentos emblemáticos y clásicos de nuestra cultura como la Sagrada Familia, la Moreneta, Sant Jordi, el dragón del Park Güell o la Fuente de Canaletes. También hay reproducciones de personajes reales como el grupo Tricicle, un soldado de la Generalitat o Leo Messi, el más solicitado por los peques para las fotos, (la de Kubala causa el mismo efecto entre los abuelitos) y una reproducción histórica, que lleva expuesta 30 años, de la escultura de La piedad de Miguel Ángel.

Los niños, que forman parte de uno de los colectivos más asiduos, alucinan viendo a sus héroes y no se acaban de creer que sean de chocolate. Se mueren de ganas por darles un mordisco. Y es que allí se encuentran, en versión cacao, Tintín, Astérix y Obélix, Bambi, Lucky Luke, los Pitufos, las Tres Bessones, los protagonistas de Up y una imagen de Star Wars con Darth Vader y el robot BB-8. Pero su favorita es una espectacular escena de los héroes del cómic en versión Lego en la que Spiderman, Batman, Iron Man y el capitán América atrapan al Joker tras cometer un atraco en la ciudad de Gotham.

Algunos de ellos son los ganadores del concurso que se celebra anualmente. En la última edición el tema era la serie Juego de tronos y se exponen los finalistas: una figura a tamaño casi natural de su autor, George R. R. Martin, un lobo como símbolo de la casa Stark o una impresionante maqueta de Drogon, uno de los dragones de Daenerys. Pero la vencedora fue la originalísima Jocs a la trona, que tan solo utiliza el nombre para jugar con la imagen de varios niños saltando.

El tramo final de la exposición está compuesto por diversas máquinas, antiguas y más modernas, para tratar el cacao. En esta parte tendremos problemas porque por mucho que avisen continuamente de que no se pueden tocar, para los niños es una tentación irresistible ver palancas y botones y no intentar manipularlos. Al salir de allí son los adultos quienes resultan tentados, ya que en la tienda se ofrecen bombones, tabletas de chocolate con naranja, sal, frambuesa, con aceite de oliva o requesón y miel y hasta velas con olor a praliné.   

Quienes se queden con ganas de más, se celebran regularmente actividades paralelas que se clasifican por rangos de edades. Los bebés experimentarán con chocolate o pintarán con él; a partir de los 4 años, ya pueden hacer sus primeras obras; desde los 6, pequeñas figuras o piruletas y, a partir de los 8, a talleres de pastelería. ¿Y los adultos? Sin problema, pueden apuntarse a degustaciones, maridajes con cerveza, vinos o cavas y, para que no tengan envidia de sus hijos, también les enseñan a hacer piruletas, bombones o tabletas. ¿A quién no le apetece?