CRÓNICA

Gloria Gaynor, el trofeo de 'I will survive'

La cantante de New Jersey ofreció una fiesta discotequera en el festival Sons del Món en torno al 40º aniversario de su mayor éxito

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gaynor2 / Monica Quintana

Jordi Bianciotto

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Aquella canción, ‘I will survive’, que iba a ser la cara B de un ‘single’ porque, al parecer, la discográfica no veía en ella el ADN del éxito, ha llegado al siglo XXI convertida en símbolo del empoderamiento. Es, a su vez, el trofeo que Gloria Gaynor luce noche tras noche y que da sentido a sus giras, como la que estos días la ha traído a Catalunya, el viernes en el festival Jardins Terramar, de Sitges, y el sábado en Sons del Món, en el escenario histórico de la Ciutadella de Roses.

En la Costa Brava, la cantante de New Jersey recordó por qué se ganó a pulso su posición de diva de la era ‘disco’: voz poderosa, bien conservada, que sigue transmitiendo pasión y sentido épico a esas canciones orientadas a perder el mundo de vista sobre la pista de baile. En esa línea fueron ‘Going out of my head’, ‘I am what I am’ y ‘Never can say goodbye’, que ofreció en una secuencia arrolladora, como en aquellos álbumes suyos de los 70 en que un pieza sucedía a la otra sin pausas para suministrar un delirio discotequero ‘non stop’.

Éxitos propios y ajenos

Lo que ocurre con Gaynor es que estima más oportuno adoptar ‘hits’ de otros cantantes que profundizar en su discografía. Una pena para quienes le preferirían recuperando material suyo quizá más oscuro que recurriendo a éxitos de Barry White, Roberta Flack, Earth, Wind & Fire o incluso The Police. Pero en Roses se trataba de cantar piezas que todo el mundo pudiera reconocer y bailar, compartiendo de paso el foco con los coristas para tomarse algún que otro respiro. Uno de los cuales fue un poco más largo de lo debido, cuando el viento atramuntanado aconsejó interrumpir el ‘show’ por seguridad.

Encarando el clímax de la noche a través de “un ‘piccolo’ tributo a Donna Summer” con ‘Last dance’, Gaynor, que chapurrea el español porque tuvo casa en Acapulco, se dirigió al fetiche de su repertorio, un ‘I will survive’ que emprendió ralentizando primero el ‘tempo’ y enfatizando cada sílaba antes de hacer estallar el famoso estribillo en ‘crescendo’. Sobreviviendo, sí, 40 años después, y los que quedan.