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El Rei de la Màgia, un paseo por la tienda de las ilusiones donde todo es posible

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reymagiaexterior / JOAN PUIG

Eduardo de Vicente

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Barcelona tiene todavía unas cuantas tiendecitas históricas que son como pequeños museos, que vale la pena conservar por su encanto, su trayectoria y su carácter emblemático. La ciudad no sería la misma sin ellas y es un auténtico placer darse una vuelta por sus instalaciones y descubrir sus rincones más secretos. Una de ellas es El Rei de la Màgia, que lleva abierta en la calle Princesa desde 1881 y sigue allí contra viento y marea.

Es un establecimiento pequeño regentado por una madre y un hijo, Rosa María Llop, una princesa (como la calle) y un rey (mágico), Pau Martínez, que es ya la cuarta generación. El fundador fue un mago catalán, Joaquim Partagàs, del que hay fotos expuestas, igual que de sus sucesores y de algunos magos famosos. Esta pequeña muestra es algo así como el cuadro de honor. Su especialidad son, lógicamente, los artículos de magia dedicados a tres colectivos: niños, aficionados y profesionales. 

Incluso tienen una caja fabricada por ellos mismos para iniciar a los más pequeños en este arte que incluye un DVD explicativo. Nada que ver con las de marcas reconocidas, esta es artesanal y repleta de encanto. Es su producto estrella. También tiene mucho éxito el Dado pasa pasa, un viejo truco que data del 1800 y que consiste en simular que un dado grande se transporta mágicamente desde un tapete hasta una chistera.

Hay barajas de cartas con diversos motivos y tamaños (algunas de ellas trucadas, pero hay que saber guardar el secreto), pero también monedas, imanes, pañuelos, sombreros, cuerdas, dedos falsos, una caja para hacer desaparecer palomas y hasta un conejo de peluche. Todo aquello necesario para la magia de cerca y de escena.

Las botas de payaso más originales

Otro de los apartados que tiene más éxito es el dedicado a los objetos para bromas, pero también es el sitio ideal para hallar cualquier tipo de elementos relacionados con los malabares y el circo. Para los payasos ofrecen una gran variedad de botas, a cual más divertida, y las características narices rojas.

También tienen una extensa biblioteca para descubrir nuevos trucos, ya que aseguran que la mejor manera de aprenderlos es leyendo mucho. Los títulos son muy sugestivos, por ejemplo: Cómo sacar 30 perros y un botón de una chistera. El último grupo es el dedicado a las máscaras y los cabezudos, los populares capgrossos, fruto de su fusión con otra tienda mítica, El Ingenio. El reducido espacio del que disponen provoca que no puedan tenerlos todos expuestos, aunque visitando su página web se puede acceder a muchos más modelos.

Talleres para todos los públicos

Paralelamente promueven todo tipo de talleres estables de magia. Desde cursos para niños a partir de 8 años hasta para los adultos e incluso con cierta frecuencia se acercan por allí prestidigitadores de renombre para hacer una master class de varias horas. Para todo ello es necesaria una reserva previa.

Visitar este local es como sentirse transportado a la infancia, cuando aún creíamos en casi todo, como viajar hacia atrás en el tiempo para deleitarse en cada uno de sus espacios donde reina la fantasía y la ilusión. Pero eso sí, si damos una vuelta por allí mejor que aprovechemos para comprar algo. Han tenido que limitar el acceso de los turistas porque los guías los llevaban a la tienda, pululaban por allí y les explicaban su historia sin intención de dejarse ni un euro. Así también contribuimos a mantener uno de esos lugares emblemáticos que siempre deberían existir para que todos podamos seguir exclamando: “¡Abracadabra, pata de cabra!”.