CRÓNICA

Juanes, los colores del trópico

El cantante combinó ritmos tradicionales colombianos y pop introspectivo en Cap Roig

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Jordi Bianciotto

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Juanes no es de los que se acomodan en un estilo de éxito y su última obra, ‘Mis planes son amarte’ (2017), presentado como “disco visual” porque viene acompañado de una película, combina la querencia tradicional colombiana con incursiones en ‘tempos’ pop recogidos bajo el influjo de la electrónica. Este miércoles, en Cap Roig, quiso que esos distintos perfiles en evolución quedaran reflejados en el concierto más allá del culto al ‘hit’, que estalló en la primera canción de la noche, nada menos que ‘A Dios le pido’.

Una canción que puso patas arriba el recinto y cuya letra cantaron (discretamente) hasta las discretas azafatas de la Fundació Bancària La Caixa que se ocupan de acomodar al público. La siguieron, manteniendo el ritmo, ‘Fuego’ y ‘Hermosa ingrata’, piezas de nueva factura. Llamativa insistencia de Juanes en el texto de línea sentimental herida-acusatoria: “Y tú eres una mentirosa / te convertiste en otra cosa”, cantó ahí, letra emparejada con la de una canción que interpretó más tarde, ‘Mala cosa’, donde la aludida es igualmente “mentirosa” y “en el infierno enterita” se va a quemar. ¿Qué le han hecho las mujeres a este chico?

Otros territorios

Juanes fue de jovencito miembro de un grupo metalero, Ekhymosis, y le queda de ahí su gusto por la guitarra eléctrica, que manejó en varios tramos del concierto alejándose de la imagen de galán latino. Atrevido al modular el tono del repertorio, tras cartas seguras como ‘Fotografía’ se adentró en el material más aventurado del nuevo disco: el esbelto medio tiempo pop con fibras electrónicas de ‘Ángel’, el funk de ‘Es tarde’ y la sensual nocturnidad de ‘Mis planes son amarte’ y ‘Bendecido’, en contraste con el más reconocible ‘sonido Juanes’ de ‘El ratico’.

Fue, eso sí, la cumbia la que levantó al público de sus asientos a golpe de ‘Oye mujer’, enfocando un ‘crescendo’ arrollador a través de ‘La paga’, ‘La noche’ y la joya de la corona, ‘La camisa negra’, cuyo eco siguió resonando en nuestras cabezas durante el propio bis (dominado por baladas) y más allá de él.