FESTIVAL DE VERANO DE BARCELONA

Enric Montefusco: "Nos dan una píldora para que tengamos miedo"

El músico barcelonés, exlíder de Standstill, presenta en el Teatre Grec el epé 'Coros de medianoche' con la colaboración de Albert Pla, Nacho Vegas, el Niño de Elche, Maria Arnal y Los Hermanos Cubero

El músico Enric Montefusco

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Jordi Bianciotto

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Con su segundo disco largo en camino, Enric Montefusco abre un paréntesis con el epé ‘Coros de medianoche’: cinco canciones en las que toman la voz cantante Albert Pla, Nacho Vegas, el Niño de Elche, Maria Arnal y Los Hermanos Cubero. Todos ellos tomarán parte en la única presentación del disco, este miércoles en el Teatre Grec (22.00 horas).

¿El propósito de este epé, con letras hechas a cuatro manos y voces solistas a cargo de los invitados, era rebajar su ego de artista?

Este era uno, y otro que la canción popular, a la que he llegado desde el hardcore, el punk y el rock, superando prejuicios, tiene un núcleo de valores que están por encima del autor. Era el momento de dar un paso atrás, de no interpretar las canciones y compartir las letras.

Abre el disco ‘Toda la fuerza’, una canción con aires de himno del empoderamiento.

La idea es que cada uno de nosotros, individual y colectivamente, tenemos mucha fuerza y que no somos conscientes de ella. Estamos dormidos, todos lo sabemos. Nos dan una píldora para que tengamos miedo y no creamos en nuestras posibilidades.

¿Qué le interesa del Niño de Elche?

Artísticamente tiene una amplitud de miras enorme, y los cojones para llevar sus ideas a término hasta las últimas consecuencias. Aparte de su talento como intérprete.

Albert Pla canta, y coescribe con usted, ‘La casa museo’. ¿Una canción contra la mitificación del artista?

Ahí quería tocar el absurdo de las casas museo, que son un engaño, tienen que ver con la mitomanía y con el afán de ganar dinero. Yo vivo cerca de Port Lligat, que es un flipe, ¿eh?, pero poniendo el artista ahí arriba te están diciendo que tú eres otra cosa, que no eres especial como él. Y Albert me parece ejemplar por su trayectoria. Es importante que haya gente como él, que toca temas nucleares de nuestra cultura y que no somos capaces de ver, y que lo hace con capacidad para llegar a cualquiera.

En ‘Tonada negra’, Los Hermanos Cubero imponen su receta de tiniebla lírica y voces luminosas.

En la música popular he encontrado una sensación de oscuridad permanente, de que somos herederos de una educación que nos ha cascado, y que necesitamos lugares de encuentro, como dice esta canción, con una guitarra que nos dé fuego para calentarnos.

Maria Arnal canta ‘El baile’. ¿Por qué ella?

Tiene muchas cualidades. Además de tener una voz excepcional tiene muy buen gusto y sabe ponerlo al servicio de las cosas que valen la pena. Es una canción muy cinematográfica sobre el amor, o la ausencia de él.

¿Quiénes son los “románticos” a los que canta en el disco Nacho Vegas?

Gente como yo o como él, que luchamos por unos ideales, y caemos y nos volvemos a levantar, y es una especie de neurosis extraña, no muy agradable a veces.

Al igual que Vegas, usted ha ido poniendo el posicionamiento político en primer plano. ¿Han evolucionado en paralelo?

Eso nos ha pasado a unos cuantos. Me he enfrentado a mis monstruos tantas veces y tan de cara que ya puedo comprender a los demás, levantando la mirada y entendiendo su sufrimiento. Y eso me ha llevado al plano político, a intentar entender la cultura que nos envuelve, ese dolor.

Su lenguaje está salpicado por palabras como oscuridad, engaño, dolor, lucha…

Cada uno hace lo que puede. En ‘Meridiana’ conté que crecí en un contexto en el que me sentía muerto, donde no se daba alas a lo que yo era. Y aún me peleo para no estar a la sombra de cosas en las que no creo. Mantener esa pureza, entre comillas, en una lucha.

Este discurso sintoniza con el de su reciente libro ‘Carne de cañón’. Ahí recuerda escenas que le marcaron, como cuando aquel mánager, en la zona ‘vip’ de un festival, le aconsejó: “simplifica tu discurso”.

Para mí es violento ese ‘shock’: trabajar con un material tan sensible, mis canciones, y el hecho de venderlas, o malvenderlas, o meterlas en un contexto de producto. Intento preservarlo, pero es difícil.

Se podría pensar que va de héroe mesiánico, de referente moral.

No trato tanto de proyectarme a los demás como darme una respuesta a mí mismo. Yo no soy ejemplo de nada. Lo que hay en el fondo de mi libro es la apelación de “escucha tu voz interior” y “sé valiente”. Mi vida está llena de errores y de cosas que no le deseo a nadie, y lo que sí deseo al mundo es que escuche su voz.

En el último capítulo del libro dice que somos lo que la política y el amor han hecho de nosotros. ¿Hay unas fuerzas ajenas a nosotros que nos moldean?

Sin duda. Nuestra infancia nos moldea, y el contexto político y social, y las relaciones que hemos tenido con nuestros padres. Pero el amor no es romántico, sino el que sientes hacia otro ser humano que ha pasado por algo parecido. Entender eso es lo que te hace crecer.