CRÓNICA

Lenny Kravitz, ágil a los 54

El músico de espíritu retro ofreció una actuación vigorosa y abundante en 'hits' en el Poble Espanyol

Lenny Kravitz, el jueves por la noche en el Poble Espanyol

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Juan Manuel Freire

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En el 2018, Lenny Kravitz no ha hecho un disco trap, sino un disco de Lenny Kravitz: es lo que dicen los dos adelantos hasta la fecha de 'Raise vibration', previsto para septiembre. Y su aspecto nada más emerger al escenario en la noche del jueves, en multitudinario concierto en el Poble Espanyol, queda claro que su sitio sigue en épocas pretéritas. Con su cazadora de cuero en pleno verano, sus gafas de sol casi en plena noche y sus pantalones acampanados, Kravitz parece llegado particularmente desde los 70, cuando brillaron muchos de los artistas a los que homenajea.

Aunque ya tenga listo nuevo disco, Kravitz no convirtió su directo en una especie de experimento para saber qué temas inéditos deberían ser próximos singles. Más generoso con el público, se dedicó a repasar sus hits con entrega contagiosa, mejor que bien apoyado por una banda que incluye a la fantástica Gail Ann Dorsey, bajista de David Bowie desde 1995 y hasta la muerte del icono. Su técnica slap dio lustre a la inaugural 'Fly away', canción cuyas rimas aún generan dudas.

Las cosas mejoraron con el funk-rock musculado de 'Bring it on' (del reivindicable 'It is time for a love revolution' del 2008) y, sobre todo, esa 'American woman' con desembocadura en una versión de 'Get up, stand up' (Bob Marley) para la que se sumaron a la banda un par de saxofonistas y un trompetista, convertidos durante la noche en fuente de grandes sensaciones. 

Tras un discurso sobre la necesidad de "incrementar la vibración", "lanzar nuestro amor al universo" y demás, Kravitz defendió sus dos últimos singles, 'It's enough!' (con solo de trompeta, pero no de siete minutos, como en la grabación) y una 'Low' en confeso tributo a Michael Jackson. Hablamos de un artista que es un admirador, un entusiasta, sin miedo a reconocer de dónde vienen sus canciones: solo así se explica que un tema tan Blondie como 'The chamber' incluya las palabras "heart of glass" en el estribillo.

Gran parte del público pedía sexo (se oyeron gritos tipo "¡te como la cara!"), pero él quiso regalar amor en forma de una sección melosa con 'It ain’t over 'til it's over', 'Can’t get you off my mind' o 'I belong to you'. La calma poco antes de la tormenta. Kravitz aprovechó una gospeliana 'Let love rule' para dar toda la vuelta a la Plaza Mayor, escoltado por unos guardias de seguridad que vivieron momentos tensos por el aluvión de selfis. De vuelta al escenario, remató faena con 'Are you gonna go my way' en versión 'jam session' extralarga. Tipo ágil y vigoroso a los 54.