OBITUARIO

Muere Claude Lanzmann, el cineasta que mostró el horror del Holocausto

El director de la monumental 'Shoah' fallece a los 92 años tras haber realizado varios filmes sobre el genocidio nazi y sus consecuencias históricas

Claude Lanzmann, en Berlín, en el 2013

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Quim Casas

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Sin ser exactamente un director con una sola película importante, podemos decir que toda la filmografía de Claude Lanzmann, cineasta francés fallecido hoy jueves a los 92 años, gira en torno a la monumental Shoah (1985). Si no es el documental definitivo realizado nunca sobre el Holocausto judío, si es sin duda alguna el más importante y sobrecogedor.

En esta película de nueve horas y media de duración, Lanzmann examina a conciencia los efectos del genocidio sin utilizar ninguna imagen de archivo. Lo que hace el director resultó en su momento aún más inquietante: da voz a las víctimas supervivientes, a los testigos y a algunos verdugos de los campos de exterminio para que sean ellos y ellas, con sus recuerdos desgarradores, los que cuenten la historia y obliguen al espectador a imaginar todo aquello que debieron padecer.

Lanzmann realizó Shoah (que en hebreo quiere decir catástrofe y también aniquilación) a lo largo de diez años. Además de prescindir de las imágenes de archivo, tampoco utilizó música y recurre a la voz en off en contadas escenas. Son solo los rostros y las palabras de los entrevistados, la crudeza de la explicación oral sin ningún aditivo. Lanzmann recoge tanto lo que dicen como lo que no pueden decir cuando una pregunta provoca un recuerdo demasiado doloroso. El director mantiene entonces la cámara sobre la persona, esperando que se recupere y siga con su rememoración.

 Hay explicaciones muy duras y silencios delatores de testigos, así como un ingente número de detalles entre técnicos y cotidianos que realzan aún más el valor de la propuesta como tratado histórico: la configuración de los barracones en los campos de concentración, el número de vagones de los trenes en los que eran trasladados los presos, el racionamiento de comida, las medidas de un horno crematorio.

Las enseñanzas e influencias de Shoah pueden advertirse en documentales más recientes como los realizados por el camboyano Rithy Panh, en los que consigue hacer hablar a algunos agentes de la maquinaría de exterminio de los jemeres rojos, o The act of killing, sobre la represión en Indonesia en los años 60 contada por los propios asesinos. En Shoah aparece un agente de la SS que aceptó ser filmado a condición de que no fuera revelada su identidad, pero el director "incumplió" ese pacto porque no merecía ser un pacto entre caballeros.

Alrededor del mismo tema

Lanzmann, de origen judío y nacido en 1925, era un adolescente durante la ocupación alemana. En 1944 engrosó las filas del maquis. Se licenció en Filosofía, publicó en prensa artículos sobre el genocidio, dirigió varias revistas y mantuvo una relación sentimental con Simone de Beauvoir. Debutó como director con Pourquoi Israel (1973), documental sobre la situación del país 25 años después del Holocausto.

Toda su obra cinematográfica ha girado alrededor del mismo tema. Sobibor, 14 de octubre 1943, 16 horas (2001) explica la única revuelta con éxito que hubo en un campo de exterminio. El último de los injustos (2013) consiste en unas entrevistas sobrantes del montaje de Shoah con Benjamin Murmeltein, presidente del consejo judío en el campo checo de Theresienstadt. Su trabajo póstumo, la miniserie Les quatre soeurs (2017), emitido recientemente por la cadena Arte, recupera conversaciones con cuatro mujeres realizadas durante la preparación de Shoah. Solo en Napalm (2017), focalizada en el conflicto de Corea, se apartó del genocidio nazi.