QUÉ HACER HOY EN BARCELONA

'Strange fruit' recupera canciones sobre la lucha de las afroamericanas

Últimos días para ver en El Maldà este recital teatralizado con Virginia Martínez

strange fruit

strange fruit

Eduardo de Vicente

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La opresión sufrida durante muchos siglos por la población afroamericana ha provocado mucho dolor, sobre todo, en el sector más desfavorecido de este colectivo, el femenino. Las mujeres negras han luchado con tanta indignación o más que los hombres para escapar de esta injusta situación. Ahora, un musical recupera en el Maldà algunas de las canciones que abrieron el camino de la igualdad. Se trata de Strange fruit, una recopilación musical teatralizada dirigida por Xavi Casan con dos únicos protagonistas: el pianista Dani Campos (en algunas funciones sustituido por Gerard Alonso) y la cantante Virginia Martínez. Las representaciones acaban este próximo domingo por lo que hay que darse prisa para no perdérselo.

Es un recorrido muy interesante que carece de una trama más allá de ir desgranando una canción tras otra con una puesta en escena elegante. El reducido aforo del teatro (unas 50 butacas a lo sumo) y su sobrio escenario, tan solo un piano en una sala regia repleta de cuadros antiguos y un espejo, hace que nos sintamos en un recital privado, como los que se ven en las películas de época. El único factor que nos recuerda dónde estamos es la iluminación que marca el contexto con pequeños detalles.

Un vestuario que evoca a la recolección de algodón

Pero mejor que callemos. Las luces se han apagado. Todo es oscuridad y un tenue destello ilumina a Virginia Martínez, que aparece ataviada con ropa de trabajo culminada con un pañuelo en la cabeza que parece evocar a la Mammy de Lo que el viento se llevó. Parece que venga de recoger algodón. Así abre el espectáculo interpretando Strange fruit, canción que popularizó Billie Holiday, tema representativo de la lucha por los derechos civiles basada en un poema que mostraba su horror por los linchamientos de negros en los años 30. Sigue Can’t help lovin’ that man, un clásico romántico de Rodgers y Hammerstein incluido en el musical Showboat (Magnolia) donde aparentaba cantarla Ava Gardner (estaba doblada).

Casi todas las canciones están traducidas al catalán pero también incluye dos en castellano, Duerme negrito y el célebre Angelitos negros que se hizo famosa en la voz de Antonio MachínStormy weather se transforma en un inusual Temps de… merda (aunque ésta última palabra la pronuncia tan bajito que resulta casi imperceptible) y le sigue un tema inevitable de Porgy & Bess, My man’s goes now. En un momento, todo cambia y la cantante, ahora con una americana de lentejuelas, se atreve con dos clásicos que interpretó, entre muchos otros, Fred AstaireYou can’take that away from me (de George Gershwin) y Cheek to cheek (de Irving Berlin). Es la parte más luminosa del recital y son dos los únicos temas que canta en su idioma original, el inglés.

Pero aún hay más, piezas de Duke Ellington (Hit me with a hot note), Fats Waller (What did I do to be so black and blue) o Nina Simone (Mississippi goddam). La energía se apodera del escenario en el tramo final. Martínez viste ahora una combinación e interpreta dos temas más modernos igualmente representativos: Respect, de Aretha Franklin, y la energética Proud Mary coreografiada al estilo sensual de la diva que la hizo famosa, Tina Turner. Remata la función la reivindicativa I’m here del musical El color púrpura.

La cantante lidera el grupo de pop rock La Porta dels Somnis y ha trabajado en múltiples musicales como West Side Story o Grease, así como en el doblaje de las canciones de varios filmes animados como Anastasia. Virginia Martínez muestra sus virtudes y su compromiso con este recital en el que canta sin amplificación alguna, sonríe al público y canta con dulzura, pero también lo mira desafiante cuando conviene o se confiesa ante él para mostrar el dolor del desamor, su desesperación o su indignación. Son 70 minutos de buena música, pasión y reivindicación.