Emeli Sandé, soul-pop hiperventilado

Emeli Sandé causó cierta sensación con su primer disco, ‘Our version of events’ (2012), que la proyectó como carismática voz neosoul adscrita a las canciones intensas, de emociones hiperventiladas. Un trabajo aquel que sigue marcando la pauta en sus conciertos: este miércoles, en el Festival de Pedralbes, la cantante británica se arrimó a él, más que a su sucesor, ‘Long live the angels’ (2016), en una puesta en escena de superproducción, con una banda extralarga a medida de los sentimientos que desea transmitir con sus canciones.

Abrió con modos un tanto aparatosos, ese ‘Hurts’ rico en graves y complexión casi rockera, seguido de la álgida ‘Heaven’, muy Massive Attack época Shara Nelson. Luciendo su voz poderosa y dejándose arropar por tres metales y tres coristas que imprimieron luego acentos de góspel a piezas como ‘Free’ (su colaboración con Rudimental) o ‘Breathing underwater’. Pero hay un punto de indefinición en esa Sandé que a veces parece querer sonar moderna y otras rematadamente clásica, y que parece buscar inspiración en Zambia, el país de su padre, en la guitarra ligeramente ‘afro’ de ‘Tenderly’ y en su propia presencia escénica, falda larga y llamativa combinación de colores.

Del himno a la miniatura

Sandé diva tendente al himno perturbador, Sandé sutilmente africanista y Sandé cautivada por la miniatura melódica: el hilo que nos llevó de la bonita ‘River’ hasta ese ‘Clown’ que tocó con un piano de pared plantado de repente en medio del escenario como si lo acabaran de sacar de una taberna. En un carril cercano cabe colocar también esa balada soul-pop canónica llamada ‘You’re not alone’, una pieza inédita que presentó el año pasado en la feminista Women’s March de Londres.

Ante las dudas metafísicas, las baladas seguramente son un puerto seguro. Y despedirse a ritmo ligero con ‘Next to me’, Sandé culminó la noche yendo más atrás en el tiempo, hasta la delicada ‘Read all about it’. La canción con la que, en su día de la mano de Professor Green, clamó por la expresión libre y sin miedos en un formato de balada más bien convencional, hay que decir. Una pieza que le facilitó en su día el acceso a ese ‘star system’ en el que hoy se entra y se sale a una gran velocidad.