CRÍTICA DE CINE

'En la playa de Chesil': un doloroso aprendizaje

Un gran texto, enorme e incisivo como casi todos los de Ian McEwan, convertido en un drama más tierno que caustico pese a algunos momentos dolorosos

Quim Casas

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Aunque Ian McEwan, autor de la novela en la que se basa el filme, ha escrito el guión y es uno de los productores ejecutivos, y la actriz protagonista, Saorsie Ronan, resulta especialmente adecuada para interpretar sus perturbadoras novelas (como ya demostró en la versión de Expiación realizada por Joe Wright en el 2007), En la playa de Chesil se desmarca en sus pasajes finales del original de McEwan para minimizarlo antes que embellecerlo.

La historia es dura: los recuerdos de una pareja durante su noche de bodas en un hotel, cerca de la peculiar playa de guijarros de Chesil, enfrentados a la renuncia al sexo de ella. El final distinto en relación al libro impone una forzada melancolía que posiblemente no era necesaria.

El resto, aunque visualizado con un tono demasiado académico que sigue siendo paradigmático en un determinado cine británico, describe bien la imposibilidad de una alternativa a las convenciones amorosas y sociales, o cuando las ideas impuestas sobre las relaciones sentimentales y matrimoniales chocan con una forma distinta de ver, sentir y percibir el sexo y el cariño. Un gran texto, enorme e incisivo como casi todos los del autor de Operación dulce, convertido en un drama más tierno que caustico pese a algunos momentos dolorosos.