PLAN CULTURAL EN BARCELONA

El mundo del rock y el blues narrado por una guitarra

La novela 'La sonanta del gringo' , de Núria Torreblanca, evoca el ambiente musical barcelonés desde 1965 hasta ahora

guitarras

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Eduardo de Vicente

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La música se ha convertido en protagonista tras celebrarse la semana pasada su Día Mundial. También, en estas fechas, se ofrecen actuaciones bajo el paraguas del Festival de Guitarra. El mejor acompañamiento para estos acontecimientos es una novela que todos los que se sienten viejos rockeros deben descubrir. Se trata de La sonanta del gringo, escrita por la barcelonesa Núria Torreblanca, la historia de una guitarra eléctrica que vive la evolución de la música desde 1965 hasta nuestros días, pero también aporta pinceladas cinéfilas y callejeras.

La protagonista es una Gibson Les Paul, más conocida como Black Beauty  (Belleza Negra) y, como ocurría en películas como El violín rojo, va pasando de mano en mano a lo largo de diversas décadas y vive todo tipo de situaciones junto a sus respectivos dueños: un guionista de Hollywood, un bluesman de Chicago, un militar de la base de Rota o unos gitanitos gaditanos. Precisamente ellos son quienes la denominan "sonanta" (guitarra, en caló). Pero pese todos sus amos, nunca ha podido olvidar su breve encuentro con Joe Strummer, el líder de The Clash. La principal diferencia con ficciones similares es que la guitarra habla en primera persona, ella es la que ofrece sus impresiones muy femeninas de cuanto le rodea y sus propietarios son meros secundarios que pasan por su vida y enriquecen su experiencia.

Sus vivencias se alternan con las peripecias de un singular grupo de personajes, los empleados de una tienda de instrumentos de segunda mano de la calle Tallers, Rockin’ Barna a cual más estrambótico. Entre ellos podemos encontrar a Paco Peñaranda, antiguo técnico de sonido, o el contable, Blaspi, hijo de un militar apellidado Piñar que le puso de nombre Blas en homenaje al fundador de Fuerza Nueva. Lógicamente le marca de por vida. Todo ellos a las órdenes del propietario, Manel Fontcuberta, cuyo gato se llama Wilko y con la complicidad de las mujeres que les acompañan.

Acompañarla con canciones

Cada capítulo se abre con un fragmento de una canción de músicos tan dispares como Ramones y Stevie Wonder, Bunbury y Sheryl Crow o Josele Santiago y Adriano Celentano. Casi todos son muy breves, de unas 8-10 páginas como mucho, por lo que duran como un tema. Una buena sugerencia sería recopilarlos todos y leer los episodios mientras suenan las melodías que cita la autora.

La descripción del mundo del rock y el blues, de los bares y tugurios de los bajos fondos, de los detalles de los instrumentos, es minuciosa y te da la impresión de estar allí tomando unas copas con los personajes y respirando el ambiente enrarecido del humo de los cigarrillos. De hecho también puede verse como una guía de la Barcelona nocturna debido a sus continuas referencias a locales de moda de las últimas décadas, muchos de los cuales están ya desgraciadamente desaparecidos. Durante una etapa del viaje de la Black Beauty pasa por Madrid, lo que sirve a la novelista para dar cuenta también de los locales de la movida. Se percibe el completo trabajo de documentación sobre las peculiaridades del instrumento protagonista y sus circunstancias. De hecho, Torreblanca se inspiró en dos tiendas reales: Tube Sound, del barrio de Gràcia, y Guitar Shop, de la calle Tallers.

Abundan las referencias cinéfilas, incluso chistes de “Se abre el telón”, alusiones a El exorcista y [REC] y, por supuesto, las musicales de todo tipo de ritmos. Atención a las sabrosas anécdotas que explica sobre determinados artistas. En definitiva, un libro entretenido y jugoso que ofrece múltiples alicientes tanto a los rockeros de todo tipo como a los nostálgicos que quieren recordar sus años pasados, así como un manual de historia musical para las nuevas generaciones.