VISITA DE LOS AUTORES DE 'SWEET CHILD O' MINE'

Guns n'Roses y las reuniones imposibles

El grupo californiano regresa al Estadi Olímpic 25 años después luciendo su renovada alianza entre su cantante, Axl Rose, y el guitarrista Slash

Axl Rose y Slash, de Guns N'Roses en Bilbao, en el 2017.

Axl Rose y Slash, de Guns N'Roses en Bilbao, en el 2017. / periodico

Jordi Bianciotto

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Una conversación telefónica, en marzo del 2015, entre Axl Rose y Slash, tras casi dos décadas sin hablarse, allanó el terreno a la reunión de Guns n’Roses en su versión clásica (o casi), la que inmortalizó ‘Sweet child o’ mine’, ‘Welcome to the jungle’ y ‘Paradise city’. Una operación ‘revival’ que, como otras tantas, algunas consumadas, otras en espera, marca el signo de los tiempos: nada pone más a un promotor de conciertos que la expectativa de reunión de una banda legendaria.

Guns n’Roses regresan el domingo 1 de julio al mismo Estadi Olímpic que les acogió hace 25 años casi clavados, el 5 de julio de 1993. Entonces venían en la etapa final de su autodestructiva gira ‘Use your illusion’, y ahora, en el tercer año de su ‘Not in this lifetime… tour’. Junto a Axl Rose y Slash hay otros dos veteranos, el teclista Dizzy Reed, fijo en las formaciones cambiantes de todos estos años (incluida la que en el 2010 pasó por Badalona), y el, ahí sí, recuperado bajista Duff McKagan. Formación clásica no del todo completada, aunque el reencuentro con Slash y McKagan es un reclamo poderoso, seguramente suficiente, para que miles de fans suban a Montjuïc.

Infiernos que se congelan

La reunión de Guns n’Roses nos recuerda que nada es definitivo. De un día para otro, las arrasadas relaciones entre Axl Rose y Slash entraron en un carril pacificador. La desdramatización que puede conllevar la edad, la relativización del ego, la nostalgia del estrellato o, por qué no, el dinero pueden haber sido los móviles, como lo han sido en otras reuniones de nombres históricos. Algunas, con la hemeroteca como mayor enemigo: los Eagles regresaron años después de que Don Henley asegurara que la banda sólo se reuniría “el día que el infierno se congelara”.

A lo largo del tiempo, los reencuentros han sido un no parar. De The Police a Fleetwood Mac, pasando por Blondie, Spandau Ballet, Van Halen con David Lee Roth, Roxy Music o Spice Girls. Bandas de la era punk, que en su día clamaban contra los dinosaurios, pasaron por el tubo, de Sex Pistols (gira ‘del lucro indecente’) a Television. ¡Y The Velvet Underground, teloneando a U2! Por no hablar de la quinta del rock alternativo: Pixies, The Smashing Pumpkins, Pavement, Slowdive… Algunos, adscritos al ‘toma el dinero y corre’ de las giras exprés festivaleras; otros, mirando más allá y grabando discos. Y tenemos los regresos Frankenstein: The Doors sin Jim Morrison, Queen sin Freddie Mercury, The Jam sin Paul Weller.

El tiempo corre

Tras Guns n’Roses, los promotores manejan una larga carta a los reyes. Según una encuesta entre los lectores estadounidenses de ‘Rolling Stone’, la reunión más deseada es la de Led Zeppelin. Improbable: Robert Plant se ha siente alejado de su personaje de los 70. En el campo del rock duro Black Sabbath sí consumó su “gira final” con Ozzy Osbourne, mientras que los fans de Deep Purple asisten estos días con perplejidad a las declaraciones de Ritchie Blackmore en las que dice querer volver a tocar con el grupo “solo por una noche”.

Otras reuniones deseadas pero ya casi descartadas: Pink Floyd, Genesis con Peter Gabriel y, por supuesto, Abba (aunque habrá gira con avatares en el 2019). Los Kinks se lo siguen pensando y ha habido signos de movimiento en torno a Dire Straits. Nada confirmado, como con Talking Heads. Lo de The Smiths parece tan o más lejano, y recordemos al bocazas Morrissey: “Antes me comería mis testículos que reformar a The Smiths, y lo dice un vegetariano”. Hay suspiros por ver de nuevo a Oasis. Y a REM. Todo a su debido tiempo, quizá.

Y en España, los talonarios siguen a punto para Mecano, pero solo Ana Torroja parece dispuesta. ¿Y El Último de la FilaManolo García y Quimi Portet cierran la puerta cuando se les pregunta. Pero también Sopa de Cabra parecía disuelto para siempre y en el 2011 llenó tres noches el Palau Sant Jordi. ¿Seguirá su ejemplo Antònia Font, tras su breve actuación pro-Valtonyc en Palma? Especular es gratis, pero muchas reuniones imposibles, como ilustra el caso de Guns n’Roses, finalmente no lo son tanto.