CRÓNICA DE CONCIERTO

Elvis Costello, la lección de un grande del pop

El músico británico ofreció un vivificante repaso a sus cuatro décadas de trayectoria en el Festival de Pedralbes, combinando registros rockeros y de 'crooner' intimista

Elvis Costello, en el concierto que ofreció este miércoles en el Festival Jardins de Pedralbes

Elvis Costello, en el concierto que ofreció este miércoles en el Festival Jardins de Pedralbes / periodico

Jordi Bianciotto

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Después de ocho años sin publicar un disco a su nombre (dejemos de lado la colaboración con los raperos The Roots), Elvis Costello ha dado estos días la sorpresa anunciando un álbum con canciones de estreno para otoño. Celebremos que haya recuperado las ganas de grabar pese a que, como lamentaba tiempo atrás, sus nuevas canciones estén destinadas al consumo gratuito, o casi, en la Red. Pero mientras llega el día de ese alumbramiento, es tiempo de agitar su panorámico repertorio en conciertos catedralicios como el que ofreció este miércoles en el Festival Jardins de Pedralbes.

Elvis Costello, en una versión todoterreno y de amplio espectro, arropado por The Imposters, banda heredera de The Attractions, y con el inusual plus de dos coristas femeninas que subrayaron perfiles soul en la misma canción de apertura, ‘Wonder woman’. El pianista de la grabación original, Allen Toussaint, nos dejó hace tres años, pero para cubrir no solo su vacío sino todos los planos sónicos estaba esa fiera llamada Steve Nieve. Completando la alineación, otro ex’attraction’, el batería Pete Thomas, y el bajista Davey Faragher (exCracker), base rítmica que propulsó el rock crudo de ‘Girls talk’, una canción que muchos conocieron allá por 1980 en la voz de Linda Ronstadt.

Rock’n’roll mestizo

A lo largo de más de 40 años de carrera, Costello se ha movido entre el pop británico y las esencias norteamericanas, y ha trabajado con cuartetos de cuerda, sopranos operísticas y maestros del ‘easy listening’. Pero hay un sonido que ha asumido como troncal y que es fruto de un airado mestizaje de rock’n’roll, fibras negras y el brillo melódico de un pop con antecedentes ‘power’, el menú que desplegó sobre todo en la primera parte del concierto de Pedralbes. Luciendo intuición melódica y mala uva, y citando el fondo soul de ‘Tears before bedtime’ con el balanceo jamaicano ‘(I don’t want to go to) Chelsea’ y ‘Watching the detectives’, esta tocada por efectos electrónicos de ciencia ficción.

Un Costello capaz de adoptar un modo ‘crooner’, valiéndose de un micrófono ‘vintage’, en ‘You shouldn’t look at me that way’, entre referencias a la actriz Gloria Grahame, y de combinar la encantadora ligereza ‘funky’ de ‘Everyday I write a book’, elevada por los coros y con guiños de ‘tumbao’ latino por parte de Nieve, con el pop arrollador de ‘Pump it up’. Mucho disfrute en las instrumentaciones, mil y un matices discretos siempre al servicio de las canciones, jugando con ellas.

Tras una hora de concierto, Costello dejó el escenario para regresar con otra tanda de canciones que no sabríamos si calificar de segunda parte de la noche o de largo bis. No importa: valiéndose de la guitarra y arropado por las coristas, viajó hasta ‘Alison’, y sentado a piano brindó una dramática pieza inedita, ‘A face in the crowd’. Nieve le relevó al teclado en ‘Shot with his own gun’ y una de las canciones del disco con Burt Bacharach, ‘I still have that other girl’.

Tándem de etiqueta y un microconcierto en sí mismo, trayendo a la memoria histórica noche de la pareja en el Tívoli (1999), dilatando la complicidad con un fogoso ‘Accidents will happen’ y la versión de ‘She’, de Charles Aznavour, camino de ese ‘Adieu Paris’, que compuso para Johnny Hallyday. Y la estremecedora, antibelicista, ‘Shilbuilding’. Otro Costello, de distancia corta y refinamiento melódico y vocal, crecido en el bis a través de un largo y tortuoso 'I want you' antes de que el rock’n’roll volviera a tomar cuerpo en Pedralbes con su célebre versión de ‘(What’s so funny ‘bout) Peace, love and understanding’, de Nick Lowe, rubricando una noche de altos vuelos.