'Las maravillas del mar': Terminator ecologista

A 'Las maravillas del mar' le ocurre lo que a algunos de los documentales submarinos de Jacques-Yves Cousteau: sus imágenes poseen una innegable, misteriosa y profunda belleza, pero a veces le sobra la narración un tanto ingenua que no hace más que redundar en lo que esas imágenes expresan. Nada mejor que el título del filme más conocido de Cousteau, codirigido con Louis Malle, 'El mundo del silencio' (1956), para eliminar las palabras cuando lo filmado resulta tan contundente.

'Las maravillas del mar' está codirigida por Jacques-Michel Cousteau, hijo del famoso cineasta y oceanógrafo que surco los mares a bordo del buque de investigación 'Calypso'. Está filmada en 3D, algo a lo que no pudo aspirar nunca su padre. Y tiene, por supuesto, un evidente discurso político en torno a la conservación y preservación de las especies marinas y al ecosistema que la raza humana se salta a la torera día sí, día también. Ahí entra en juego nuestro querido Arnold Schwarzenegger, tan concienciado desde hace años con el equilibrio de los recursos naturales tras destrozar (en la ficción) más de medio planeta, algo que le ha llevado a enfrentarse con el presidente que ha votado, el nada querido Donald Trump.

Escuchar la voz de quien fuera rocoso y expeditivo Terminator alertando sobre la necesidad imperiosa de cuidar el planeta y los océanos, que suministran el oxígeno vital, es uno de los atractivos 'cinéfilos' de la película. De hecho, 'Las maravillas del mar' es un proyecto personal de Schwarzenegger: él la ha producido. Discursos aparte, la película debe verse también como un canto de amor por parte de los cineastas hacia el mar, ese espacio concreto y a la vez intangible que puede suministrar experiencias aterradoras o angustiantes ('La aventura del Poseidón', 'Tiburón', 'La tormenta perfecta') o hipnóticas como esta.