CRÓNICA DE MÚSICA

Beach House, primavera oscura

El dúo de Baltimore reinó en la madrugada con un repertorio de pop etéreo a la vez que tenebrista y dinámico

Vista general de la actuación de Beach House en el Primavera Sound

Vista general de la actuación de Beach House en el Primavera Sound / periodico

Juan Manuel Freire

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Beach House fue, para muchos (la marea de gente así lo atestiguaba), el fin de fiesta del Primavera Sound 2018. Habrá quien piense que menuda fiesta tan triste, pero eso solo se puede pensar si no se conoce demasiado al dúo de Baltimore y se le identifica como una entidad lacia en lugar de rítmica, intensa, siempre en mutación y, en su séptimo disco, '7' para más señas, decididamente enérgica.

A este cronista se le ocurren pocas mejores formas de acabar un festival que presenciar, de nuevo, la química ya más explosiva que implosiva entre Victoria Legrand (voces, teclados), Alex Scally (teclados, guitarra y coros) y un batería de directo, James Barone, que en realidad ha sido parte esencial en la creación de '7'. Anoche fueron en constante crescendo de intensidad: empezaron con la misteriosa 'Black car' (las voces de Legrand & Scally engarzadas en una armonía andrógina), miraron hacia su sonido más clásicamente dreampop con 'Wild' y, poco después, impactaron con la motorizada 'Dark spring', sacudida por redobles de batería con aires de funk psicodélico.

Legrand esperó hasta la filo-hip hop 'Lemon glow', una de las Grandes Canciones de este 2018, para hacer sus clásicas sacudidas de melena. Carisma y salvajismo. De esto último hubo incluso en su balada '10 mile stereo', con inesperado final cataclísmico, o 'Elegy to the void', en la que el trenzado de guitarras densas llegó a remitir a Sonic Youth. "Esa era una canción sobre mirar tu móvil demasiado", señaló Alex Scally.

Hacia la parte final nadie se acordaba ya de mirar el móvil. Porque un doblete como 'Myth' y 'Dive' es de los que desarman e invitan a eso de vivir el momento presente.