Michael Jackson, el dios del pop

Hace ya casi nueve años que falleció Michael Jackson pero su figura sigue más viva que nunca. Quien lo dude debe acercarse al Teatre Coliseum donde se celebra hasta este domingo un espectáculo que es casi una misa de homenaje, con góspel y todo, titulado Forever: el rey del pop. El astro resucita cuando cantantes, bailarines y público recuerdan sus mayores éxitos en una espectacular fiesta musical con una adoración casi religiosa. Ahora ya no es solo el rey, también es el dios del pop.

Que Michael fue muy grande lo demuestra el hecho de que han dividido su personaje entre varios artistas. Unos cantan y otros bailan como para explicar que era imposible encontrar a un solo artista que pudiera reunir todas sus virtudes.

Es como un disco de grandes éxitos en el que están todos sus temas más famosos: las baladas, los himnos corales o los bailes más populares y que rememora también sus canciones y coreografías más celebradas desde Smooth criminal a Billy Jean pasando por Bad, Beat it, Don’t blame on boogie y tantas otras. Resulta prácticamente imposible aguantar las dos horas sin, en algún momento, seguir el contagioso ritmo con los pies o levantarse en el tramo final para corear alguna estrofa de sus canciones.

Es un show beatífico, en ningún momento se cuestiona su figura. Eso, sí se recuerdan sus récords de ventas de discos, sus actos benéficos y unas hipnóticas proyecciones acompañan la elegante presentación de sus canciones. Por todo ello, no es de extrañar que el mismísimo clan Jackson haya bendecido este show. La frase promocional (“El mejor espectáculo del mundo sobre Michael Jackson según su familia”) ha calado entre el público. Si en anteriores montajes (se estrenó en el 2010) Jermaine Jackson asistió para dar su aprobación, en el caso de Barcelona, La Toya pasó por el teatro hace un par de sábados para saludar al equipo.

El baile y el ritmo predominan pero también hay momentos emocionantes. Durante la interpretación de Earth song, se ejemplifica la degeneración del planeta por medio de una mujer maltratada por los hombres y las lágrimas se apoderan de la platea y, en el tramo final, la estrella es un elástico mini-Michael que sorprende por la perfecta ejecución de sus movimientos.

Forever es también muy recomendable para los niños ya que ni siquiera el tramo de Thriller es demasiado terrorífico y aunque no conozcan las canciones se dejan llevar por el entusiasmo de los intérpretes y el de sus compañeros de butaca. Además les sirve para descubrir que hay vida (coreográfica) más alla del Swish swish y acaban probando de hacer un moonwalk. Solo por verlos intentarlo, el precio de la entrada ya habrá valido la pena.