CRÓNICA DE CONCIERTO

Olga Peretyatko, una diva explosiva y seductora

La soprano rusa debutó con éxito en el Palau de la Música con un variado repertorio

Olga Peretyatko, en el Palau de la Música, con el pianista Giulio Zappa

Olga Peretyatko, en el Palau de la Música, con el pianista Giulio Zappa / periodico

César López Rosell

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Cercana, seductora, comunicativa  y con una voz cálida dotada para desarrollar exuberantes coloraturas y explosivos agudos. Olga Peretyatko (San Petersburgo, 1980) demostró, la noche del jueves en el Palau, por qué es una de las divas actuales del ‘bel canto’. Era su debut en la sala modernista, después de haberlo hecho en el Liceu con ‘El rapto del serrallo’ de Mozart en el 2010. La suya es una carrera consolidada en los mejores auditorios del mundo, incluyendo el Met o La Scala, pero muchos de los que acudieron a disfrutar de su refinamiento con un variado programa, no la habían visto todavía en directo. Y ella, acompañada por el excelente pianista Giulio Zappa, se los llevó a un territorio en el que reinó la expresividad del canto.

El buen control de la respiración y del legato de esta soprano lírico ligera brillaron a lo largo de una actuación en la que el estilo estuvo siempre bajo control, pero con diferentes resultados según el repertorio. Cada vez más poderosa en el centro y con dominio para descender a las tesituras más graves, se muestra segura y desbordante en las agilidades y coloca sus cristalinos agudos con una facilidad que no es aparente sino real.

En su presentación en el Palau quiso mostrar su buen gusto por el repertorio francés con melodiosas y sensoriales canciones de Gabriel Fauré. ‘Les roses d’Ispahan’, ‘Clair de lune’ y ‘Après un rêve’  sirvieron para calentar la voz antes de abordar tres piezas de Franz Liszt como la ensoñadora ‘O quan  je dors’ o los cautivadores ‘lieder’ ‘Lorelei’ y ‘O lieb, solang du lieben kannst’. En este territorio mostró un encendido lirismo, pero donde destapó el tarro de las esencias fue con Gioachino Rossini.

La belleza de su fraseo

Tras una pieza para piano solo del autor, Peretyatko acreditó porque es una de las mejores cantantes rossinianas. Con ‘All’ombra amena’, última aria de ‘Il viaggio a Reims’, desplegó todo la belleza de su fraseo, y con el canto de la reina babilónica Semiramide,  ‘Bell raggio lusinghier’, deslumbró por su dominio de la coloratura y sus rutilantes agudos que propiciaron un espectacular cierre de la primera parte. ‘Oh luce di quest’ anima’, de Gaetano Donizzetti, y la popularísima ‘Casta Diva’ de ‘Norma’  de Vincenzo Bellini, concluyeron su contribución al ‘bel canto’. Se hizo aplaudir en esta última intervención en el género, pero en la memoria del melomano fue inevitable pensar en la superior recreación a cargo de otras históricas divas.

El alma rusa de Peretyatko salió a la luz con una naturalidad, emoción y profundidad extraordinarias trasladando a la sala la sensibilidad melódica con canciones de Piotr Ilich Chaicovski y Serguei Rachmaninov. Un remate con las propinas ‘Vilanelle (‘Nuits d’eté’), de Berlioz, ‘Chanson oriental’, de Rimsky-Korsakov, y el romántico ‘Je veu vibre’ de ‘Romeo y Julieta’ de Gounod pusieron al público de pié.