ENTREVISTA

Pulsión sexual y violencia en un venenoso y asfixiante 'noir' rural

El autor francés Hervé Le Corre debuta en España con 'Perros y lobos', novela negra ambientada en el "entorno siniestro" del sur de Burdeos

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Anna Abella

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Afirma Hervé Le Corre (Burdeos, 1955) que le interesa mucho la violencia. “Porque me asusta y hace que me pregunte por qué la gente la ejerce y por qué quien la sufre, muchas veces no intenta salir de la trampa en que se encuentra. Pero una cosa es la violencia física, la criminal, la de la delincuencia, y otra, la violencia social: la exclusión, la precariedad o la miseria, que tienen unos responsables políticos”. Con esos dos tipos de violencia el autor francés construye el duro y asfixiante ‘Perros y lobos’ (Roja&Negra / Bromera), una novela 'noir' rural, ambientada en la zona sur de su Burdeos natal, al límite de las Landas, con la que se presenta en España.

“Es una región que conozco porque unos amigos compraron una casa allí, pero que no me gusta demasiado. Está cubierta de bosque de pinos marítimos, que son de tronco muy delgado y muy, muy altos. Si fueran más bajos la gente se colgaría en ellos... –bromea, serio, pero con un rotundo humor negro, durante la entrevista-. El paisaje es repetitivo y monótono. Es un entorno siniestro”. Tanto como la atmósfera social que lo habita, admite. “Busqué el encaje entre el entorno geográfico y físico y el de los personajes. En ese lugar hay mucha gente que ha huido de la ciudad convencida de que su miseria y sus dificultades serán menores en una zona rural, con un jardín y un huerto. Pero en realidad las dificultades son mayores porque están lejos de todo”. 

La novela refleja, señala, un irrespirable mundo con drogas y delincuencia, donde la vida humana no tiene demasiado valor, “con personas con sus propias desgracias, que están al margen de la sociedad, tienen sus propias leyes y a las que solo les interesa su propia supervivencia”. En ese caldo de cultivo malvive Jessica, con sus padres, su hija de seis años y un perro amenazador. Su novio está en España y ella ayuda a su cuñado, Franck, que acaba de salir de la cárcel por encubrir a su hermano mayor en un atraco, y se encuentra con ese círculo familiar, venenoso y claustrofóbico.   

A Le Corre le gusta “explorar los deseos, pulsiones y frustraciones de los personajes”. Y desde el minuto cero surge el deseo sexual entre Jessica y Franck. “No es un sentimiento amoroso por parte de ninguno de ellos, es atracción animal. Quería mostrar cómo eso para unos es un motor pero a otros les impide moverse y les resulta una trampa”. 

Identidades engañosas

El título, ‘Perros y lobos’, alude a “las identidades engañosas, a personajes que no saben exactamente a quién se enfrentan, a personajes que pueden llevar a error”, igual que los perros son solo “a priori, animales domésticos y familiares y los lobos agresivos y peligrosos”. 

Y en ese microcosmos, una niña en una familia desestructurada. “Es difícil decir si sufre o no porque no dice nada, observa. Lanza a los adultos una mirada implacable y distante y creo que, como muchos niños en la vida real, tiene una estrategia para salvarse. Como profesor, he conocido niños fuertes que se han autoprotegido así, que se mantenían derechos cuando deberían hundirse. Otros, en cambio, caen en el mutismo total o en la hiperagitación y la violencia y, en la adolescencia, en las adicciones”. 

Le Corre, autor de una decena de novelas negras, ya había ambientado una en otra zona rural, el Médoc, la región vitivinícola de Burdeos que sí conoce bien, pero no busca expresamente escenarios campestres. De hecho opina que las novelas que en su país, en el último lustro, se han etiquetado como ‘noir' rural, como la que presentó en BCNegra Colin Niel, han surgido más “por azar” y por “una coincidencia” que por una tendencia editorial. “Los periodistas lo llamaron así”, concluye encogiéndose de hombros.