ESTRENOS DE CINE DE LA SEMANA

'Han Solo: Una historia de Star Wars', el origen del mito

El veterano y solvente Ron Howard otorga a la película un aire 'vintage' tras el despido de Phil Lord y Chris Miller, el original tándem creativo detrás de 'La LEGO película'

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Beatriz Martínez

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Lo conocimos en la cantina de Mos Eisley junto a su inseparable Chewbacca cuando Luke Skywalker y Obi-Wan Kenobi le propusieron alquilar el Halcón Milenario para una misión secreta. A partir de ese momento, gracias al carisma de Harrison Ford se convertiría no solo en el personaje más atractivo de la saga galáctica, sino también en uno de los más icónicos de la cultura popular.

Quizás por esa razón, incluso antes de comenzar el desarrollo de los episodios VI, VII y VII y de expandir el universo Star Wars, George Lucas y el guionista original de la franquicia, Lawrence Kasdan, pensaron que, si había un personaje que de verdad merecía tener una película independiente, ese era Han Solo. En ella se contarían sus orígenes, cómo fue en su juventud, cómo llegó a convertirse en cazarrecompensas, cómo entabló amistad con Chewbacca y otras muchas incógnitas nunca despejadas en los capítulos oficiales en los que casi no se daban detalles de su pasado. Este fue el germen de un spin-off que desde el principio tuvo la voluntad explícita de separarse del tono de las propuestas anteriores impregnándose del humor, la picaresca y el espíritu canalla de su protagonista.

Quizás por esta razón se contrató para llevarlo a cabo a Phil Lord y Chris Miller, un tándem creativo que había demostrado su capacidad para conectar con el público infantil y millennial a través de buenas dosis de humor y desparpajo con un punto irreverente en películas como Lluvia de albóndigas (2009), el reboot Infiltrados en clase y La LEGO película (2014), en la que demostraron que eran capaces de deconstruir la comedia moderna a golpe de originalidad y portentosas ideas visuales. Esta elección resultaba tan poco obvia como estimulante y a todo el mundo le pareció que de ahí podía salir algo interesante y diferente… menos a Kathleen Kennedy, la todopoderosa productora de Lucasfilm que no lo veía tan claro. Los retrasos en el plan de trabajo, la lentitud de los directores a la hora de ejecutar las escenas de acción y el tono de la película, no le terminaban de convencer. Al parecer, el humor y las improvisaciones se apoderaban de la función en prejuicio del relato de peripecias canónico que hasta el momento había articulado todas sus películas.

¿La solución? Cortar por lo sano. Algo todavía más drástico que lo que ocurrió con Gareth Edward, al que le obligaron a hacer cortes en Rogue One para terminar dándole la espalda contratando a Tony Gilroy para rodar nuevas escenas que intentaran darle a la película una cohesión que ellos mismos estuvieron a punto de desbaratar. En esta ocasión no esperaron a que finalizara el rodaje. Cuando faltaba un mes para terminar, ante el estupor de todos, Lord y Miller fueron invitados a abandonar el proyecto. Su sucesor fue un artesano de Hollywood, Ron Howard, un perfil antagónico al inicialmente previsto, un director que, si bien es cierto que siempre cumple gracias a su rigor y profesionalidad, no siempre logra imprimir un sello de rotunda personalidad a sus propuestas. Pero aquí de lo que se trataba era de recuperar el espíritu de la aventura más clásica y dejarse de experimentos posmodernos. Y Howard era perfecto para darle a la película un aire vintage. El veterano director se encontró con una papeleta nada fácil de solucionar, así que tuvo que ponerse las pilas inmediatamente para sacar el proyecto adelante.

¿Está Alden Ehrenreich a la altura?

No fue la única controversia a la que estuvo sujeta la producción de Han Solo: Una historia de Star Wars. La elección del actor que interpretaría a Solo también se convirtió en un auténtico dolor de cabeza para los responsables. ¿Quién podría encarnar a Harrison Ford en su juventud sin que se perdiera su encanto por el camino? Era difícil. Se presentaron más de 2.500 aspirantes para el papel y el elegido fue finalmente Alden Ehrenreich, al que habíamos visto en ¡Ave César!? (2016) de los hermanos Coen y que había trabajado en dos de los últimos trabajos de Francis Ford Coppola tras ser descubierto con tan solo 14 años por Steven Spielberg, quien se encargó de orientarlo en sus primeros pasos dentro de la industria. ¿Está Alden a la altura de las expectativas? Muchos dicen que intenta imitar a Ford a través de tics y gesticulaciones poco naturales. Otros, que salva el papel con dignidad.

La película nos muestra a un Han Solo más idealista, que todavía no ha alcanzado ese grado de cinismo que lo caracterizaría más adelante. Se pasará media película intentando rescatar a su pareja amorosa, Qi’ra (Emilia Clarke) y por el camino se irá encontrando con buena parte de los personajes con los que tendrá una vinculación más tarde, como es el caso de Lando Calrissian (Donald Glover), y otros nuevos como los que interpretan Woody Harrelson y Thandi Newton que contribuyen a dotar de dinamismo una película de robos y atracos. Y por supuesto, está Chewacca. Para Lawrence Kasdan, esta es la historia de amistad que ambos personajes necesitaban, ya que, además, era su línea argumental favorita del Star Wars original. También habrá espacio para cameos inesperados y la auténtica roba planos será una robot con espíritu de lucha obrera.

A pesar de que el pase de la película en el Festival de Cannes no fue precisamente un hervidero de críticas positivasFestival de Cannes , lo cierto es que Ron Howard ha conseguido perfilar una película de aventuras a la vieja usanza, con sus dosis de aventura, de sentido de la maravilla y repleta de emociones tan básicas como efectivas.