metal clave

La batalla por el wolframio, el metal clave de la segunda guerra mundial, condujo a Hitler a China

El III Reich logró este metal que revolucionó la maquinaria bélica en el gigasnte asiático antes que en España y Portugal

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Wolframio: todos los bandos lo necesitaban desesperadamente durante la segunda guerra mundial. No en balde revolucionó la maquinaria bélica, desde tanques hasta acorazados pasando por granadas. Y el régimen nazi de Adolf Hitler lo obtuvo de China antes de usar el de España y Portugal, según una investigación del historiador Joan Maria Thomàs, de la que informa la Universitat Rovira i Virgili (URV). Thomàs ha estudiado las luchas entre los Aliados y el Eje para conseguir wolframio -o tungsteno-, un metal escaso que se encuentra en algunos minerales y que se convierte en un acero extremadamente duro mezclado con hierro y carbón.

La extrema dureza y un punto de fusión muy alto comportaron la mejora de la efectividad de muchas herramientas y todos los países lo usaron en la segunda guerra mundial.

El investigador, que ya ha publicado dos libros sobre las relaciones entre Estados Unidos y España durante la segunda guerra mundial, demostró la existencia, en 1944, de un grave conflicto entre el régimen de Franco y los aliados que calificó como "la batalla del wolframio".

España, a dos bandas

Seis meses antes del desembarco de Normandía, España vendía wolframio a los dos bandos, aunque fue conminada por los Aliados a dejar de hacerlo para minar la capacidad combativa alemana.

Para conseguir forzar al dictador español Francisco Franco, durante cuatro meses privaron a España de productos petrolíferos estadounidenses -que eran los únicos a los que tenía acceso- hasta que aceptó, según este historiador.

A raíz de esta investigación, Thomàs se preguntó dónde obtenían los alemanes el wolframio antes de 1941, fecha en que lo compraban en España y Portugal.

Descubrió que lo hacían en China y hasta que atacaron a la Unión Soviética, en junio de 1941; lo transportaban desde allí a través del territorio ruso con el ferrocarril transiberiano.

Thomàs amplió el foco de investigación hacia todos los contendientes de la segunda guerra mundial y ratificó que todos utilizaban wolframio, aunque conseguirlo no fue igual para todos.

Distintas vías

Estados Unidos tenía este material en su país y también lo compraba en Argentina y en Bolivia, aunque para privar a los japoneses de wolframio chino, compraban toda la producción de este país y la transportaban hacia la India en un puente aéreo.

Una vez en la India, lo distribuían a soviéticos y británicos, mientras que los japoneses, por su parte, lo conseguían de su colonia de Corea y también de contrabando en China.

Thomàs ha llevado a cabo esta investigación, inédita hasta ahora, investigando el aprovisionamiento de todos los países contendientes mediante archivos de los diferentes estados combatientes.

El principal efecto de las luchas para conseguir wolframio fue la disminución de las cantidades disponibles para los alemanes, que tuvieron que reducir su uso en las granadas antitanque.