Israel Fernández: con madera de genio flamenco

El cantaor manchego, probablemente el mejor de su joven hornada, publica su tercer disco, 'Universo Pastora'

zentauroepp43234558 icult180516133844

zentauroepp43234558 icult180516133844 / .43234558

Luis Troquel

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Despuntó como prodigioso niño pero es ahora, a los 28 años, cuando parece que el nombre de Israel Fernández se convertirá por fin en ineludible referencia flamenca. Es probablemente el mejor cantaor de su hornada. Figuras en plenitud como Miguel Poveda o Arcángel se deshacen en encendidos elogios a su cante, a su inspiración y rigurosidad jonda. Acaba de estrenar tercer disco, ‘Universo Pastora’, bajo el influjo del arte de La Niña de los Peines, su hermano Tomás Pavón y su marido Pepe Pinto.

"Con el paso del tiempo, al hacerte mayor, la voz es como la madera: se va haciendo cada vez más fuerte", afirma el manchego Israel Fenández. Madera de genio en este caso. Su voz en sí misma es un tesoro. Deslumbrante. Sin embargo, no es a eso a lo que da más importancia. "Tú puedes tener muchas cualidades, pero no vale de nada si no transmites verdad. Prefiero mucho más una persona que apenas tenga voz pero cante de corazón. Yo odio la mentira en la música". Una piedra con la que el que más y el que menos alguna vez ha tropezado. "También yo de más joven he caído en estas cosas: impostar la voz, hacer lo que no sientes, cantar para impresionar... Hay que cantar para uno mismo".

"También yo de más joven he caído en estas cosas: impostar la voz, cantar para impresionar... Hay que cantar para uno mismo"

Ni cinco años tenía cuando le empezaron a pedir que cantara para los demás. De familia gitana por los cuatro costados y de una tierra yerma en lo que a figuras flamencas se refiere. "Igualmente, el sol sale en todos los sitios. Lo que hay es que tomarlo". En su casa del pueblo toledano de Corral de Almaguer no había quien no cantara o bailara, aunque ninguno profesionalmente. "Cuando era chiquitín y mis amigos se iban a jugar yo me quedaba escuchando música. Una vez me puse a cantar un fandango inocentemente y mis padres al oírme me pidieron que siguiera". Y empezó a correrse la voz. "Íbamos a las fiestas de mi gente y siempre me hacían cantar... Al final me agobiaba y todo".

Necesidad vital

Hoy sin embargo no imagina su vida de otra manera. "Yo necesito cantar: sea en mi casa, dentro de una cueva o en la calle andando…. Prefiero romperme una pierna a estar mal de la voz". Una necesidad mucho más vital que profesional. "Es que yo nunca me he propuesto hacer una carrera. Lo único que sé es que no puedo vivir sin cantar. No es una cuestión de fama o dinero, a mí me da igual todo eso. Porque estoy acostumbrado a tener hoy cinco euros, mañana tener mil y pasado no tener nada… A no tener y a tener. No es lo mismo nacer de cuna rico e irse a pobre, eso cuesta más; pero cuando uno ya es pobre de nacimiento le da igual lo que le venga".

"Yo necesito cantar: sea en mi casa, en una cueva o por la calle. Prefiero romperme una pierna a estar mal de la voz"

Israel Fernández aún no es plenamente consciente de esa riqueza con que la naturaleza le ha obsequiado. Del prodigio de su voz. "Al llevarlo dentro de tu persona es como una parte más del cuerpo, cuesta hacerte a la idea". Como niño cantaor, de camaroneras maneras, pasó por el 'talent show' 'Tú gran día'. Y como adolescente, por 'Gente de primera'. Recién cumplida la mayoría de edad debutó en disco. Carlos Saura le fichó para su espectáculo 'Flamenco hoy'. Chano Domínguez le incluyó en su quinteto. Compartió escenario con flamencos de primera división e incluso artistas como Macy Gray o Erykah Badhu. Y apenas pudo promocionar su segundo disco, pues acto seguido se embarcó durante años en la compañía de Sara Baras; que por cierto, colabora en un tema de este tercero. 'Universo Pastora', con guitarra y producción de Carlos de Jacoba y principalmente inspirado en el cante de Pastora Pavón, La Niña de los Peines. "Estaba avanzada en todo: en ritmo, en cómo explica las cosas, en cómo lo cuenta…. Hay gente que se preocupa solo en cantar, y es más importante contarlo que cantarlo".