entrevista a una cineasta

Arantxa Echevarría: "Los gitanos ven a los payos como el enemigo, y lo entiendo"

'Carmen y Lola', ópera prima de la directora, aborda uno de los mayores tabús gitanos: el amor lésbico

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Su ópera prima es algo parecido a un doble salto mortal. En ella, la directora vasca no solo se introduce en el seno de una comunidad gitana; lo hace para hablar de algo que para sus miembros es uno de los mayores tabúes, el amor lésbico. El riesgo ha dado sus frutos. 'Carmen y Lola' acaba de presentarse en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes.

¿Cómo nació la idea de hacer 'Carmen y Lola'? Desde hace tiempo yo quería hablar del primer amor. Porque el primer amor te marca de por vida. Eres un o una adolescente, te azotan las dudas, y tu cuerpo cambia; odias a todo el mundo. Y, además de todo eso, vas y te enamoras. Es una premisa argumental magnífica. Paralelamente, en el 2009 leí en la prensa la historia de un par de chicas gitanas que se habían casado cinco años atrás y seguían escondiéndose; en la foto que acompañaba el artículo salían de espaldas. Contaban que, cuando se casaron, ninguno de sus familiares asistió a la boda, y me pareció tristísimo. Decidí que quería dar la vuelta a la foto, y verles las caras. De ambas ideas surgió este cuento de Romea y Julieta.

¿Qué relación previa tenía usted con la cultura gitana? Más bien poca, la verdad. Mi contacto con ella era el mismo que el de todos los payos: ves a los gitanos vendiendo melones en el mercado, y los catalogas según estereotipos absurdos. Para huir de esos prejuicios estuve dos años trabajando con ellos. En el proceso de casting vimos a 1.200 gitanos, que me contaron su vida y sus sueños, y sus miedos. Y el guion empezó a coger volumen.

No debió de resultarle fácil que se abrieran a usted. No, fue muy complicado. En primer lugar, no les gustaba que una paya como yo quisiera hablar de ellos. Nos ven como el enemigo, y lo entiendo. En la RAE, hasta hace poco una segunda acepción del término gitano era ladrón. La imagen que tenemos de ellos es terrible, y con ella les hemos destrozado la vida, así de claro. Si llevan 500 años en nuestro país y hemos bebido de su cultura, ¿qué sentido tienen todos esos prejuicios que tenemos desde los tiempos de Franco hacia una cultura que desconocemos? El desconocimiento es la base del miedo. Y el que tiene miedo es un pelele; pero un pelele peligroso, que hiere y es violento.

¿Cuál fue el mayor reto de rodar con actores no profesionales que interpretan versiones ligeramente alteradas de sí msimos? Hacerlo les causaba mucho pudor. Delante de la cámara, por ejemplo, algunos de ellos debían fingir tolerancia a algo que les resulta intolerable, y se sentían muy incómodos. Por eso tuvimos que rodar con la menor cantidad de gente gitana alrededor. Para el gitano, lo más importante es la apariencia, el qué dirán. Sobre todo entre los jóvenes: van vestidos de Versace para arriba, llevan relojes de marca y conducen BMW. Es increíble.

¿Por qué es la homosexualidad un asunto tan problemático entre los gitanos? Porque la consideran una lacra. Por supuesto hay excepciones pero, en general, preguntes a quien preguntes en el seno de cualquiera de sus comunidades, recibirás la misma respuesta: "Yo no quiero tener un hijo maricón". Una lesbiana, en concreto, es vista como una mujer que no tendrá hijos, y que por tanto no contribuirá a perpetuar la etnia. Además, lo habitual es que las chicas gitanas empiecen a salir con chicos a partir de los 14 años, y que a los 17 o 18 se casen. Y la homosexualidad va en contra de esa tradición.