EN EL CCCB

Imágenes para no olvidar

zentauroepp43095505 ronaldo schemidt ganador wpp bertran180427184204

zentauroepp43095505 ronaldo schemidt ganador wpp bertran180427184204 / ALBERT BERTRAN

Natàlia Farré

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Catorce segundos. Mucha intuición. Y miedo. Es el tiempo y las condiciones en las que Ronaldo Schemidt (Caracas, 1971) tomó la fotografía ganadora del World Press Photo. Una impactante imagen de un manifestante venezolano envuelto en llamas. Schemidt recuerda perfectamente el momento. Era el 3 de mayo del año pasado, y las manifestaciones contra Nicolás Maduro hacía días que se sucedían. En la jornada en cuestión, la protesta fue más violenta y multitudinaria que en otras ocasiones. "Vi una escena terrible, un vehículo blindado atropellando a unos manifestantes, les pasó por encima delante de mí, de hecho, tuve que correr para no ser arrollado". Tras ello los participantes consiguieron sustraer una moto a la Guardia Nacional a la que prendieron fuego con un coctel molotov.

"Noté el peligro –explica el fotógrafo-. Cuando vi la moto caída en el suelo, en llamas  y que brincaban encima de ella, decidí retirarme". Lo hizo pero al poco notó una explosión a sus espaldas, el vehículo estalló. "Reaccioné de manera instintiva al fogonazo con la cámara, y ahí estaba corriendo José Víctor en medio de ese fuego. Lo vi contorsionándose y a sus compañeros intentando apagar las llamas, cayó y entre varias personas consiguieron sofocar el fuego. Fue todo fue muy rápido. Apenas 14 segundos". La imagen ganó el primer premio del concurso de fotografía más prestigioso del mundo y abre la exposición sobre todas las instantáneas galardonadas que acoge el CCCB, de la mano de Photographic Social Vision, hasta el 27 de mayo.

""Reaccioné de manera instintiva al fogonazo con la cámara, y ahí estaba corriendo José Víctor en medio de ese fuego. Fue todo fue muy rápido.  Apenas 14 segundos"

Ronaldo Schemidt

Pero a Schemidt le cuesta sentirse orgulloso: "Los fotoperiodistas estamos en la calle contando historias, y creo que la mayoría de nosotros no trabajamos para ganar premios, sería inhumano e insensible.  Lo que retratamos es el sufrimiento y el dolor humano, y uno no quiere ganar un premio en base a eso", apunta. Debe ser verdad porque Javier Arcenillas, distinguido en la categoría Proyectos a largo plazo con un trabajo sobre la violencia en Latinoamérica, es de la misma opinión: "He conocido a muchos de los ganadores de este año y no he visto alegría en sus ojos. Te dan un premio, sí, pero hemos de mantener el respeto". 

Latinoamérica en el mapa

Y es que la mayoría de las fotografías presentes en la exposición muestran tragedias. "Me preguntan por qué todas las imágenes que hay aquí son tristes. No, no son tristes, son reales. Trabajamos con realidades. Y lo que queremos es que estas realidades salgan, se vean, se difundan. Me encantaría hacer fotografías alegres, pero me dedico a contar historias de gente que necesita que contemos esas historias. Soy su herramienta de transmisión", explica Arcenillas.

"Me preguntan por qué todas las imágenes que hay aquí son tristes. No, no son imágenes tristes, son reales"

Javier Arcenillas

De lo que sí se sienten orgullosos ambos ganadores es de poner Latinoamérica en el mapa. Hacía muchos años que no ganaba una imagen relacionada con esa zona del mundo. "Estamos marcados por unas temáticas muy anglosajonas y por guerras muy alejadas", apunta Arcenillas. Y Schemidt le apoya: "Los premios siempre van dirigidos a los conflictos de Oriente Medio o a los refugiados. En el caso de Venezuela no hay bombardeos ni miles de víctimas ni ataques con armas químicas, pero hay una crisis política, económica y social terrible. También humanitaria, de alimentos y de medicinas. No es una guerra chica".

Y para aquellos que se preguntan si el fotoperiodista ante una desgracia debe actuar o seguir disparando la cámara, una buena noticia: la instantánea del ganador ha servido para que José Víctor haya recibido la atención médica necesaria. Schemidt lo sabe a través de la hermana porque el afectado no quiere ni hablar con la prensa ni recordar el día de autos. "Si a mí como testigo me afectó, no puedo ni imaginar lo que sufrió él", sostiene el ganador.

Chaleco , casco y máscara

Pese a que muchos piensan que el fotoperiodismo está muerto por la proliferación de los móviles con cámaras y las redes sociales, Schemidt y Arcenillas defienden su utilidad. "El fotoperiodismo responsable, ético y serio sigue vivo y más necesario que nunca. Si nosotros no estamos en la calle, las tragedias van a seguir ocurriendo y no se van a saber". Su pasión es inquebrantable pese a los riesgos. "Hay muchos que trabajan en condiciones terribles, con intimidaciones, reprensiones y censura, pero siguen porque se sienten comprometidos", afirman ambos fotógrafos.  

Schemidt es de los afortunados. Trabaja para una de las grandes agencias, Agence France Presse (AFP), y cuenta con todo el material necesario para su protección: chaleco antibalas, casco, máscara antigases y seguros. No le pasa lo mismo a Arcenillas, que es 'freelance'. "Acceder a un chaleco antibalas es complicado, necesitas muchos permisos, sobre todo en España donde  las leyes son complejas. ¿Recibimos disparos los fotógrafos? Los fotógrafos mueren, a veces a quemarropa y otras por casualidad", sostiene. Hay más: "Cómo explicar que en Afganistán no existe el seguro médico, ni en Siria. Los fotógrafos vivimos una situación compleja, no solo a la hora de trabajar sino también a la hora de percibir una dotación económica por nuestro trabajo. Lo que te pagan no cubre ni los gastos de producción".

"¿Recibimos disparos los fotógrafos? Los fotógrafos mueren, a veces a quemarropa y otras por casualidad"

Javier Arcenillas

Además de las instantáneas mencionadas, la muestra, que lleva como lema 'Ver y entender', exhibe 213 fotografías repartidas en 8 categorías (este año ha debutado la de medio ambiente) de 42 fotógrafos de 22 países. Debuta en Barcelona pero luego se trasladará  a cien puntos de 45 países. La exposición viaja entera. “Defendemos la libertad de expresión y de prensa”, sostiene Babette Warendorf, comisaria de la Fundacion World Press Photo. De manera que en países donde el desnudo está prohibido, en la muestra hay un fantástico reportaje de Tatiana Vinogradova sobre los problemas de las prostitutas en las que estas aparecen trabajando y sin ropa, la exposición no hará parada. Aquí la censura no se tolera. 

Estética e historia 

Todas las imágenes seleccionadas "deben ser estéticamente muy buenas pero también deben explicar una historia", afirma Babette Warendorf, comisaria del World Press Photo. Y todas deben ser entregadas con el original para "asegurar que no han sido manipuladas. Se pueden editar pero está prohibido añadir o eliminar nada".