CRÍTICA DE CINE

Crítica de 'Roxanne Roxanne': escenas de una batalla vital

El biopic de la pionera rapera Roxanne Shanté apuesta por la intimidad y la atención al detalle casual

Chanté Adams y Mahershala Ali, en 'Roxanne Roxanne'

Chanté Adams y Mahershala Ali, en 'Roxanne Roxanne'

Juan Manuel Freire

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'Roxanne Roxanne', historia de la pionera MC Roxanne Shanté, es una película tan valiosa por lo que tiene como por lo que no tiene. Si el biopic y, en particular, el biopic hip-hop tiende a la grandilocuencia, este dirigido / escrito por Michael Larnell brilla por su sutileza e intimidad. Es la vida de Roxanne vista desde su pellejo, no el de la historia: no tiene planos detalle de listas de la revista 'Billboard' ni montajes de giras exitosas ni grandes intentos de situar a la artista en el panorama más amplio de la historia del rap.   

De hecho, habrá quien piense que la película no hace justicia a los logros creativos de Shanté, primera mujer en sacudir los cimientos de una industria hasta entonces dominada por los hombres, y artista en la raíz del primer 'beef' (o pelea entre raperos) del que existe testamento discográfico: las llamadas 'Roxanne Wars', iniciadas con el emblemático tema 'Roxanne's revenge', en el que Shanté explicaba con su deliciosa voz chirriante por qué ninguno de los miembros de UTFO era digno de pasar por su cama.

Como buscando el negativo sensible de 'Straight outta Compton', Larnell prefiere siempre lo micro a lo macro y no se aleja nunca en exceso de la piel y el espíritu de Shanté, artista natural que supo sacar partido a las enseñanzas de una infancia marcada por los hombres irresponsables, pero cuya carrera acabó siendo menos de lo que pudo ser en parte por otro de esos hombres. La debutante en el cine Chanté Adams irradia toda la sensibilidad y energía necesarias en su interpretación de Roxanne, robando escenas a una veterana como Nia Long y el carismático Mahershala Ali.  

Si algo se puede echar en cara a 'Roxanne Roxanne', es que a veces cae en la tentación de telegrafiar sus temas. O cierta falta de ambición a nivel formal. Pero en la valoración final pesan más los aspectos positivos: la valentía de rodar un biopic hip-hop más íntimo que explosivo, más elíptico que exhaustivo, colección a menudo emocionalmente creíble de pequeños fragmentos de una vida.

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