CRÓNICA DE MÚSICA

Mágica conexión con Bach de sir András Schiff

El maestro y su formación Cappella Andrea Barca seducen al Palau con los conciertos para teclado y orquesta del genio del barroco

András Schiff y su formación cappella Andrea Barca, en el Palau de la Música

András Schiff y su formación cappella Andrea Barca, en el Palau de la Música

César López Rosell

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Llevan casi 20 años juntos, pero la comunión entre sir Andràs Schiff (Budapest, 1953) y  Cappella Andrea Barca es tan absoluta que de sus actuaciones, con el maestro y ciudadano británico interpretando y dirigiendo desde el piano, solo se puede esperar la magia y autenticidad sonoras. Esta orquesta de cámara, integrada por excelentes solistas de su confianza, es el complemento perfecto para acometer programas de tanta exigencia como los seis conciertos para piano de Johann Sebastian Bach ofrecidos la noche del martes en el Palau dentro de la temporada de Ibercamera.

Éxito rotundo, como no podía ser de otra manera, con un Schiff de sonido pulcro y sin artificios y alejado del uso de los pedales. Bach, como el intérprete dice, requiere colores puros y no "mezclas ni pasteles propios del impresionismo". Una formación, hecha a medida de su concepción del repertorio que habitualmente ofrece, envuelve el discurso que surge, a partes iguales, de su conexión cerebral con la música pero sin renunciar a la pasión interpretativa. Todo limpio y muy claro para que estas obras escritas para clave y orquesta suenen en su transcripción al piano moderno de una forma que, sin duda, habría complacido al compositor.

La afinidad de Schiff con Bach se remonta a sus interpretaciones de los años 70, que le dieron a conocer internacionalmente junto a sus compatriotas Deszö Ránki y el desaparecido Zoltán Kocsis. Son muchas décadas con la música del genio del barroco integrada a su ADN. El artista, que se ha acreditado con sus recreaciones de las 'Partitas', 'Variaciones Golberg' o 'El clave bien temperado' del autor, no sólo las interpreta de memoria sino que, además, se ejercita una hora diaria con Bach para limpiar el cuerpo, la mente y el espíritu antes de ponerse a trabajar en sus proyectos.

Agilidad desbordante

Es fácil entender con estos antecedentes la magia que transmitieron los conciertos recreados. Agilidad desbordante, hondura, luminosidad y equilibrio entre los elementos son calificativos que pueden definir su actuación y la de la orquesta. Es maravilloso el manejo de su mano izquierda. Lleva tan integradas las creaciones que no se le escapa ni una nota. Lo dejó claro desde el primer momento con la pieza en re mayor 'BWV 1054'. Y siguió igual con las demás hasta llegar a la de estructura más ligera, 'BWV 1055', y al popular 'Concierto en re menor BWV 1052', originariamente creado para una extraviada obra para violín. La velada culminó entre incesantes aclamaciones que obligaron a un virtuoso bis en solitario de un maestro que despliega su música sin alardes pero con una profundidad y naturalidad únicas.