tú y yo somos tres

«Entre mi madre y Mario: ¡hay tomate!»

ferran Monegal

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Es probable que la intención última de Bertín Osborne y Tele 5 dedicándole una entrevista de casi dos horas a Tamara Falcó (Mi casa es la tuya) sea simplemente una aproximación al universo Isabel Preysler. O sea, una estrategia, un primer acercamiento a su mansión madrileña de Puerta de Hierro -allí se desarrolló el largo encuentro con la hija- para intentar saltar próximamente a una gloriosa reunión televisada de Bertín con la madre, a ser posible acompañada de Mario Vargas Llosa. No le encuentro otra explicación, porque la entrevista con esta joven, por más hija de... que sea, no aguantaba ni diez minutos de reloj. No tiene Tamara, por ahora, ni currículo ni sustancia suficiente para llenar con un mínimo de interés tan larga sesión. La audiencia conseguida, que fue buena, creo que se debió únicamente a la curiosidad por saber qué cotilleos podría contar de su mamá, y del premio Nobel. En este sentido no defraudó del todo. Dijo que el primer día que visitó Mario la casa, que era un sábado, vio que su madre, insólitamente, apareció «peluqueada y enfundada en unos pantalones negros de cuero». ¡Ah! «Mi madre los sábados no se arregla mucho. No sale del camisón. Y al verla así, yo le dije a mi hermana: ¡aquí hay tomate, Ana, aquí hay tomate!», contaba Tamara con pícara intención. Hombre, efectivamente, la llegada de Mario Vargas Llosa a la vida de Isabel Preysler, y viceversa, ya hemos visto que ha sido un glorioso momentazo tomatero, sobre todo para las revistas del corazón. Al margen de esta pincelada sobre el actual y muy importante pollastre de su mami<b>Tamara </b>tuvo raptos virtuosos al comentar su fervor religioso. Tiempo atrás se planteó muy seriamente hacerse monja. Dijo: «Cuando me enteré que existía el demonio, me pregunté a mí misma ¿cuál es el sitio en el que va a haber menos?». O sea, creía ingenuamente que en un convento el demonio no penetra. ¡Ahh! Debería leer más al respecto: hay mucha literatura que lo desmiente. Pero finalmente desistió y no abrazó el noviciado. No obstante, le ha quedado un rasgo, un sortilegio, que practica habitualmente para protegerse: siempre lleva encima agua bendita y rocía con ella a las personas que se le acercan.

Tras esta sesión es posible que la estrategia de <b>Bertin</b> y Tele 5 haya tenido éxito. Quizá veamos pronto el vernissage con Mario Isabel.