CRÓNICA

Roger Mas, en su jardín de las delicias

El trovador refinó su arte de la canción en el Auditori con la puesta en escena de su poética nueva obra, 'Parnàs'

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Jordi Bianciotto

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La personalidad que Roger Mas imprime a cada texto deja una impronta tan profunda que quienes hayan podido escuchar 'Parnàs' asociarán para siempre a esos poetas con su voz y su mundo de sonoridades. Una sensación que se hace más viva si cabe después de recitales como el de este viernes en el Auditori, sala 2 ("la que suena mejor y además os tengo aquí alrededor"), donde el cantautor presentó la obra en el marco de Barnasants.

Mas asume sin rodeos esta categoría, la de cantautor, profundizando cada vez un poco más en el océano de sutilezas que cubre la alianza de armonías, texturas y versos. Un arte de la canción que, en 'Parnàs', se sirve de textos ajenos, del 'jardí dels poetes', que poco tienen en común más allá del hilo invisible de la música imaginada que creció en la cabeza del trovador.

Piezas que sonaron en su integridad, empezando por 'Si dolce è'l tormento', música de Monteverdi, y entrando en el Martí i Pol más juvenil por el vibrante carril de 'Les clares rutas', alzada sobre el majestuoso piano de Xavier Guitó y el contrabajo de Arcadi Marcet. Otra canción para incluir en el grandes éxitos del futuro, tocada por el aura mágica de la flauta de Míriam Encinas Laffitte, instrumentista que ha aportado nuevos colores e insinuaciones anímicas al universo de Mas, y que envolvió otras canciones con ese laúd oriental llamado dilruba.

Mística y vaqueros

'Parnàs' no es un promontorio inaccesible e incluye a autores de carne y hueso que tenemos muy cerca. Como Toni Gol Amadeu Vidal, poetas en camiseta y vaqueros, que alzaron la voz compenetrándose con las parcelas mentales abiertas por las canciones. Porque las composiciones de Roger Mas suelen salirse del pentagrama y constituir una realidad paralela: ahí estuvo, en la segunda parte, el ciclo que condujo de 'Al·leluia' a 'Capfoguer', y esas 'Ruïnes d’Empúries' de desenlace psicodélico.

Mas combinó ese material, incluyendo la desarmante 'Jordi' y el festín popular final de 'Borrasqueros de Canalda', otras dos piezas que han venido para quedarse, con citas a 'Irredempt', incursiones telúricas ('Caminant', 'Plus ultra') y repescas de otros hitos como 'El dolor de la bellesa', con su sardanismo psicotrópico. Repertorio que apela al amor sublime y a la tiniebla, como corresponde a este jardín de las delicias al que nos invita el cantautor de Solsona.