CRÍTICA DE CINE

'El insulto': alegoría a golpe de martillo

Ziad Doueiri acumula giros melodramáticos, metáforas y un nivel de exageración que solo sería aceptable en una parodia, no en una película como 'El insulto'

Nando Salvà

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La sociedad libanesa es un campo minado por conflictos de religión e ideología y en el que, como relata 'El insulto', una nimia discusión sobre una tubería que gotea puede degenerar en una crisis a gran escala que amenaza con sumir el país en una nueva guerra civil. Para desarrollar esa premisa, el director Ziad Doueiri acumula metáforas y paralelismos impuestos a martillazos, giros melodramáticos, diálogos diseñados como párrafos de la Wikipedia o de un sermón y un nivel general de exageración que sería aceptable en una parodia pero no en una película tan convencida de su propia importancia como esta.