SUSPENSE ENTRE DOS ÉPOCAS

Del Berlín nazi al Bilbao inundado de 1983

El abogado y escritor Alfonso del Río, el pasado martes en la ría de Bilbao.

El abogado y escritor Alfonso del Río, el pasado martes en la ría de Bilbao. / periodico

Anna Abella

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

“No quería una novela de nazis”, señala el joven y brillante abogado Alfonso del Río (Bilbao, 1980), aunque por las páginas de ‘La ciudad de la lluvia’ (Destino), y por el Berlín de 1941 al que viaja, se cuele un mujeriego Joseph Goebbels, ministro de Propaganda del III Reich, o un Rudolf Hess, lugarteniente de Hitler, a punto de realizar su misterioso e histórico salto en paracaídas sobre Escocia en solitario con una oferta de paz bajo el brazo para Inglaterra. Y, aunque estuvo a punto de llevar por título ‘La lágrima del Lobo’, en alusión al sobrenombre del Führer, este enigmático debut literario es un auténtico recorrido por el Bilbao de 1983, “un año de mucho paro, de caída de grandes empresas, con el trasfondo del terrorismo de ETA, que solo sale veladamente”, recalca este triatleta ‘amateur’ desde la ría en la que suele correr para entrenarse. Y “un año con cadáveres industriales en una sociedad rota social y políticamente, que piensa en cómo reconvertirse”, pero también de cadáveres humanos, pues aquel agosto unas catastróficas riadas inundaron la ciudad causando más de 30 muertos

Pero ni una gota de agua caía el soleado martes pasado en esta ‘ciudad de la lluvia’ y los muertos los ‘asesinaba’ el propio Alfonso del Río desde la ficción de su ‘thriller’, olfateado por la misma editorial que lanzó a los fenómenos de Dolores Redondo Stieg Larsson. Una historia de “suspense” y “visión cinematográfica”, que el autor empezó hace una década y que tras algún parón retomó logrando superar numerosas “puertas frías” antes de que una agencia –Silvia Bastos- se arriesgara a representarlo. “Soy muy cabezota”, confiesa.  

Una foto en la Alemania nazi

La sombra de la Alemania nazi y en guerra de 1941 cae sobre ese Bilbao de 1983 en forma de una antigua fotografía, recreada artificialmente y reproducida en las guardas del libro, en la que aparecen tres hombres y un niño y, al fondo, un avión y un tipo de uniforme. Tres de ellos serán asesinados. Esa foto la encuentra uno de los protagonistas entre las cosas de su abuelo, muerto en la riada. Se trata de Alain Lara, joven promesa del Athletic, que sirve al escritor para “despertar a través del fútbol una memoria sentimental de la ciudad”. 

El fútbol y la gabarra del Athletic

Alude Del Río a una escena histórica que protagoniza la icónica gabarra sobre la que navegaban por la ría los futbolistas del Athletic cuando había un título que celebrar y que se conserva en el dique del Museo Marítimo de Bilbao, junto al estadio de San Mamés. A ella se encarama para recordarla el escritor, mientras silencia su móvil de las llamadas de los clientes del bufete internacional para el que trabaja: en aquel año difícil el Athletic de Clemente, con Zubizarreta y Goikoetxea, arrebató en el último partido la Liga al Madrid de Juanito, Camacho y Del Bosque. “Fue una alegría que sobre la gabarra unió a la ciudad industrial de una orilla con la aristocrática de la otra. La gabarra hizo más por unir al pueblo que cualquier bandera”, asegura quien habló con Vicente del Bosque y el propio Zubi sobre aquel mundo.  

Fusiones empresariales y bancarias

El otro coprotagonista es el abogado de asuntos financieros David Schaffer, cuya voz muestra en forma de memorias. “Le presto mi contexto y mis ojos” para bucear en “las tramas de fusiones empresariales y bancarias y los juegos de poder entre familias de los 80”, en una documentación en la que le ayudaron antiguos directivos del BBVA. Pero algunas anécdotas son personales, como llegar “con un gran expediente de la Universidad de Deusto a un bufete y ver que eres el último mono” y hacer piña con los otros abogados jóvenes para cumplir los encargos de “lo quiero para mañana por la mañana”.

La máquina Enigma

A los libros del historiador Ian Kershaw recurrió para documentar su atracción por la segunda guerra mundial y para la trama de su personaje más enigmático e intrigante, El Extranjero, quien inquieta a Hitler porque conoce el secreto de la Operación Barbarroja –la invasión de Rusia proyectada por el Führer-. Les convence de que la legendaria máquina de encriptado de comunicaciones Enigma no es tan infalible como creen. “Churchill estuvo muy cerca de descifrarla porque los matemáticos polacos, que eran la sustancia gris que iba tras sus secretos, huyeron a Francia y luego a Inglaterra después de la invasión nazi”.   

Y ahí, con un Goebbels “atraído por el mundo del cine y en pleno escarceo con la actriz checa Lída Baarová” y un Rudolf Hess que, opina Del Río, “siempre vio a los ingleses como aliados”, surge un Churchill que, informado de la captura de este tras caer en paracaídas sobre Escocia, dijo que primero iba a terminar de ver ‘Los hermanos Marx en el Oeste’. “La realidad supera a la ficción”, sentencia el abogado y, ya, escritor.