DEBUT EN LA VIÑETA DEL PREMIO NACIONAL DE ILUSTRACIÓN 2014

Una obsesión a lápiz por Moby Dick

A sus 81 años, el veterano ilustrador José Ramón Sánchez cumple su sueño infantil de hacer un cómic y sacia su "hambre" de la ballena blanca de Melville

El artista José Ramón Sánchez, hojeando el cómic de 'Moby Dick'.

El artista José Ramón Sánchez, hojeando el cómic de 'Moby Dick'. / periodico

Anna Abella

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Después de gastar 20 cajas de minas 2B, ideales para sombrear, y varios portaminas, dibujando sentado durante 10 meses en su sillón ergonómico por los achaques de la edad, José Ramón Sánchez (Santander, 1936), con 81 años cumplidos y una dilatada carrera reconocida con el Premio Nacional de Ilustración 2014, ve realizado a fin uno de sus sueños de niñez, “hacer un cómic”, además de culminar su “obsesión” por ‘Moby Dick’. Y lo ha hecho precisamente, con la técnica más simple, “la más usada en la infancia: el lápiz y la cartulina”, cuenta unas horas antes de asistir, en el Teatre Goya de Barcelona, a la representación de la obra basada en la novela de Herman Melville, con un potente Josep Maria PouTeatre Goya de BarcelonaHerman MelvilleJosep Maria Pou encarnando al capitán Ahab sobre el escenario. 

La pasada semana, actor e ilustrador ya protagonizaron una charla en el teatro, donde hasta el 15 de abril se expone, en paralelo a la versión escénica, una muestra del cómic, un cuidado volumen que coedita la editorial cántabra Valnera Gráfica con el sello de Panini Evolution Comics.

El dbujante de 'Sabadabadá'

Figura popular desde que enseñaba a dibujar en los televisivos programas infantiles de los 80 ‘Sabadabadá’ y ‘El kiosko’ y bregado cartelista publicitario (él diseñó los carteles del PSOE en las elecciones generales de 1977 y 1979), José Ramón Sánchez es también el padre del cineasta Daniel Sánchez Arévalo (‘La gran familia española’, ‘'Gordos', 'AzulOscuroCasiNegro’), que firma el epílogo del cómic. En él asegura que su padre “está lleno de demonios”, como todo “creador”, y confiesa que lo ve como “un niño con un arpón cazando ilustraciones”. El veterano artista ya se marcó de joven una meta: ilustrar a lo largo de su vida lo que llama el “pentágono mágico” de la literatura, formado por cinco grandes clásicos universales: ‘El Quijote’, ‘La Biblia’, ‘El beato de Liébana’, ‘La Divina Comedia’ y ‘Moby Dick’. Con la novela de Melville ha culminado su propio reto saciando a la vez su “hambre” de la ballena blanca.        

Esa locura empezó en el 2001, cuando realizó una titánica serie de 72 óleos panorámicos a color (80x30), más 215 ilustraciones y 117 escenas a lápiz para ilustrar una edición de coleccionista de ‘Moby Dick’ (de 48x96). “Pero me quedé con hambre de 'Moby Dick' y en el 2003 hice una miniserie a color de seis grandes óleos (192x84)”. En ellos, se introdujo como personaje y pintor. Pero su obsesión por la ballena era tan terca como la del propio capitán Ahab y, por fin, a los 79 años, se atrevió con un cómic, de 150 páginas y 642 viñetas, “fiel al espíritu de Melville”, apunta. “No hice ningún guion previo, sino que dibujé todas las imágenes primero”, revela. Después, el editor de Valnera, Jesús Herrán, se encargó de poner la voz con la adaptación literaria y buscó la complicidad en el proyecto del editor de Panini José Luis Córdoba.

Huyendo de Gregory Peck

‘Blankets’, de Craig Thompson, y, recientemente, ‘El informe de Brodeck’, de Manu Larcenet, conforman las últimas lecturas comiqueras de Sánchez, quien para su capitán Ahab ha huido de la imborrable imagen cinematográfica de Gregory Peck en la adaptación que en 1956 dirigió John Huston. “Peck era demasiado guapo y alto, no era el actor perfecto para el papel, porque Ahab es un amargado, un iluminado, un falso profeta –opina-. Porque, en contra de lo que él cree, Moby Dick no es el mal, es simplemente un mamífero muy grande. La ballena no es mala, es un animal que destruye el 'Pequod' porque se ve atacada, no por maldad”. 

Ahora, avanza Sánchez, ya trabaja en un segundo cómic; “una historia imposible”, dice: recrear cómo fue la vida de Jesús hasta que cumplió 33 años.