ENTREVISTA

RIcardo Ménendez Salmón: "Vivimos el vacío en un mundo repleto'

El escritor asturiano publica su novela 'Homo Lubitz', que toma como símbolo la tragedia de Germanwings

El escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón.

El escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón. / periodico

Elena Hevia

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Tiene Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971) una mano excelente para la alegoría. Su última novela se titula 'Homo Lubitz' (Seix Barral), una historia con tintes de distopía que viaja por todo el planeta desde China para buscar un paisaje concreto plasmado en una fotografía. Y como telón de fondo latente, el horror ante la nada, ante la destrucción absurda a la que nos precipitamos sin remedio. A Don DeLillo le gustaría.

Ya hace un par de libros que anda advirtiendo de que el futuro ya está aquí. Eso tiene que ver con mi biografía. Yo nací en el 71 y entonces se empezaba a hablar del cambio climático y de los problemas demográficos, pero se nos presentaban como a 200 años vista. Dos generaciones más tarde nos damos cuenta de que tenemos esos conflictos a nuestro alrededor. Y es que nuestro cronomapa se ha vuelto velocísimo.

Y la literatura debe levantar acta de esas transformaciones.  Lo que antes podía parecer abstruso ahora está a la vuelta de la esquina.  De ahí la tentación del control de la sociedad a través de instrumentos tecnológicos o la espectacularización de todo lo que hacemos y su conversión en fenómeno retrasmitido. Pero también el preguntarnos sobre qué hablamos cuando hablamos de humanidad.

¿Y de qué hablamos? Lo único claro es que vamos a tener que reformular nuestro propio concepto de lo qué es el hombre y la mujer a no mucho tardar. Las viejas categorías ya no valen.

Lubitz procede del nombre del copiloto de Germanwings que estrelló su avión en los Alpes. ¿Está diciendo el mundo se comporta como un tipo suicida? Bueno no toda esta época es Lubitz, pero sí es verdad que este tiempo acoge la posibilidad de gestos como ese.

"Vamos a tener que reformular nuestro propio concepto de lo qué es el hombre y la mujer a no mucho tardar" 

¿Cómo se interpreta una radicalidad nihilista de ese tipo? Hay signos significativos como el  deseo de estar siempre presente. Incluso el gesto más banal, como freír un huevo, se cuelga en las redes sociales y puede tener una resonancia brutal social. Y junto a eso hay una especie de ausencia de criterio. Un vacío entorno nuestro que se construye en un mundo repleto de cosas que habla quizá de que sentimos una insatisfacción de fondo muy profunda. Como si hubiéramos perdido adherencia a la realidad y ese constante estar presente sea nuestra manera de hacernos visibles, de levantar la mano y decir que estamos aquí. Creo que las ‘fake news’ tienen un origen parecido.

¿En qué sentido? Pues que esa necesidad de generar noticias falsas no responde tanto a un anhelo de manipulación como a una obligatoriedad de proponer cosas nuevas, independientemente de que esa información tenga rigor o no.

¿Por qué ha construido su novela como si se tratara de un 'thriller'? Para darle a la novela un aire más cosmopolita y una cierta ligereza, lo que quizá el lector agradezca dada la profundidad de los temas que trata. Pero en fin, no se espere un 'thrille' al uso.

La sitúa en el 2026 en un futuro próximo que ilumina el presente. Esos diez años de diferencia me permitían jugar con determinados detalles, pero se trata de una novela con los pies asentados en el ahora. No tiene ningún elemento futurista solo asoma un poco la cabeza para proyectarse en el tiempo algo más allá.

Y el país que le sirve para hablar de ese futuro inmediato es China. He vivido allí casi dos meses invitado por un escritor chino gracias a un programa cultural y fue una experiencia extraordinaria. Los chinos en un par de generaciones han hecho el mismo camino que nosotros desde la revolución industrial hasta ahora. Y lo han hecho con absoluta naturalidad, quizá porque parten de un capital humano extraordinario capaz de acomodarse a cualquier circunstancia. En China convive un mundo arcaico con lo ultramoderno. Creo que es el paradigma de los cambios a los que se somete nuestro tiempo.

"En China convive un mundo arcaico con lo ultramoderno. Es el paradigma de los cambios a los que se somete nuestro tiempo"

Para hablar del siglo XXI utiliza a un director de cine como David Cronenberg. A su juicio el que mejor ha comprendido nuestro tiempo.  Es un cineasta mayúsculo con un vocación de hacer algo más que un mero entretenimiento. Yo conecto mucho con  su interés por el cuerpo y por haberlo hecho dentro del cine industrial.  En su cine aparece por primera vez una 'snuff movie' o ha reflexionado sobre la unión de la carne y la máquina, como en 'Crash'. Está mirando en  los lugares más apasionantes del tiempo que nos toca vivir.

Y 'Crash' está basada en una novela de J. G. Ballard, un autor al que 'Homo Lubitz' también debe mucho. Es que su fama no hace más que crecer. Me interesa mucho la idea que planteaba en esa novela y que vista hoy es del todo profética. Dijo que la clave del siglo XX es la desaparición del tiempo que media entre la expresión de un deseo y su plasmación. Y lo dijo veinte años antes de que apareciera internet.