ENTREVISTA

Kepa Junkera: "Creo mucho en esta península"

El acordeonista bilbaíno presenta en el Auditori su nuevo disco, 'Fok', dedicado a la música tradicional del ámbito catalanohablante

Kepa Junkera, fotografiado este miércoles en Barcelona

Kepa Junkera, fotografiado este miércoles en Barcelona / periodico

Jordi Bianciotto

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Kepa Junkera dedica su nuevo disco, el doble ‘Fok’, al amplísimo repertorio tradicional catalán, valenciano, balear y alguerés, contando con decenas de colaboradores destacados. Una selección de ellos, como Marina Rossell, Xavier Baró, Miquela Lladó, Hilari Alonso, Gemma Humet y la Cobla Sant Jordi, le arroparán este jueves en el Auditori (21.00 horas), un concierto programado por los festivales Barnasants y Tradicionàrius.

Ya le tenemos con otra de sus aventuras ambiciosas. Pueden parecer ambiciosas pero también pequeñas: al final, las culturas son inabarcables y en un disco como este tienes que descartar un montón de cosas. Pero en broma suelo decir que el próximo disco será de voz y pandereta.

¿Qué le ha llevado a meterse en el mundo del folk catalán? Viene de lejos. Cuando empecé en la música ya fui descubriendo toda la riqueza musical de la península. Hace unos años hice ‘Galiza’ y esta vez tuve claro hacer una segunda parte con los Països Catalans. No hago esto para provocar ni sentar cátedra: para mí es algo vocacional, instintivo… Busco las emociones, el reto, los territorios no transitados.

¿Disco pro-Països Catalans o pro-España plural? No lo sé, eso cada uno… Yo creo mucho en esta península, incluyendo Portugal. Me gusta Saramago: tuve la suerte de que escribiera un prólogo en un disco mío, ‘Etxea’, donde decía que el primer desafío era cantar la lengua del otro. Si los grandes medios de comunicación y las estructuras educativas hubiesen hecho una labor de respeto a todo lo que tenemos, que es muy exportable, otro gallo nos cantaría ahora en muchos sentidos.

Cubre desde canciones de trabajo hasta instrumentaciones más sofisticadas, con la Cobla Sant Jordi, por ejemplo. Y me quedo corto. Parece un trabajo enorme, pero es solo la punta del iceberg de toda esa gran riqueza. Todo partía de la pregunta que le hacía a cada invitado sobre qué canción tradicional le gustaba. A usted, ¿cuál le emociona?

Pongamos ‘La cançó del lladre’. Pues yo me quedo con eso. A partir de ahí le hago una parte mía instrumental, añadiéndole algún detalle, pero no hay un trabajo de etnomusicología: me baso en la emoción. Esta canción me la mostró el arpista Josep-Maria Ribelles. Pensé: “¡qué melodía!”.

Entonces, a partir de cada colaborador ha ido descubriendo aspectos de ese mundo que desconocía. ¡Estoy alucinado! Por ejemplo, el ‘cant de batre’ de Apa (Josep Aparicio). Ahí ya visualicé mis fuelles, la txalaparta… Tiene mucha fuerza todo este mundo. La cobla me gustó mucho y lo de Biel Majoral con la zambomba me pareció apasionante.

Funde ‘La cançó del lladre’ con ‘El rossinyol’. Esta la descubrí viendo ‘La fuga de Segovia’, donde la cantaba Ovidi Montllor. Me pareció muy bonita. Quise incluirla haciendo un pequeño viaje con las dos canciones, potenciando sus melodías.

¿Sabe que Joan Báez sigue cantándola cada vez que actúa en Catalunya? Sí, sí, he visto el video. Estuve con ella porque le enseñé un poco de acordeón, de ‘trikitixa’, a su hijo cuando estuve viviendo en San Francisco. Tiene esa sensibilidad. También ha cantado ‘Txoria, txori’, de Joxean Artze y Mikel Laboa.

En su trabajo llega hasta L’Alguer. Cuando descubres algo como eso, L’Alguer, la emoción es enorme. Hice todo un viaje por Cerdeña a través de esta canción (‘Mariner’). Me apasiona la cultura sarda, con esos cantos que tienen, ‘a tenores’… Algún día haré algo con ellos.

¿Es un buen o un mal momento para que un artista haga su ‘disco catalán’? No tengo ni idea. Ha coincidido ahora pero lo tenía pensado desde hace años, y para mí haberlo hecho es un orgullo enorme. Me parece increíble que en España no se ponga más atención a todo esto, pero, más allá de las quejas, yo tengo que trabajar y seguir motivado. El día que no lo esté me iré a casa.

¿Se ha encontrado con canciones, ritmos o instrumentaciones emparentados con la música vasca? Sí, sobre todo las jotas. Mi abuelo, que era cantante y panderetero, tocaba unas muy parecidas. En el espectáculo saco una pandereta rota y cuando la muestro la gente se ríe, pero yo les digo que no le cambio la piel porque es la misma que tocaban mi abuelo y mi madre. Por eso digo que estoy aquí gracias a una pandereta.

El fuego a que alude el título del disco, ¿es por la pasión o por lo ancestral? No sé, intenté buscar una palabra que aunara todo este mundo. Me lo imaginé desde un punto de vista visual, y por eso se me ocurrió quemar una ‘trikitixa’. Ya sé que es contradictorio, y me dolió. Pero algo me decía que debía hacer una catarsis visual. Guardo los cachos del acordeón.