RECITAL EN BARNASANTS

Jabier Muguruza, voz, guitarra y 'sampler'

El cantautor de Irún incorpora la electrónica a su mundo poético en 'Leiho bat zabalik', el disco que presenta en el auditorio Barradas, de L'Hospitalet

Jordi Bianciotto

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Cuando pensamos en canción de autor nos viene a la cabeza el señor trovador con su guitarra, colocada preferentemente sobre la pierna izquierda, pero, ¿por qué no puede un cantautor valerse de otra estética sonora, como la electrónica, sin perder la esencia? Jabier Muguruza se dijo a sí mismo “sí puedo” y, venciendo ciertos momentos de duda, dio forma a un disco, ‘Leiho bat zabalik’, en el que modula su discurso poético de un modo distinto y que presenta este viernes en el auditorio Barradas, de L’Hospitalet, dentro de Barnasants.

El título significa ‘una ventana abierta’, imagen que podríamos asociar a su renovada apuesta sonora, con la guitarra eléctrica de Ander Mujika (excomponente del dúo Napoka Iria) y los sintetizadores y programaciones de Carasueño supliendo a los instrumentos utilizados en discos anteriores, la guitarra clásica y el piano. Hasta el acordeón, cómplice estable, ha desaparecido. “Sí, se trataba de no quedarme en un terreno en el que me encontraba muy cómodo”, argumenta el mayor de los hermanos Muguruza. “Tuve miedos, pero en lo artístico hay que estar siempre haciéndose preguntas y abriendo caminos”.

Tránsito suave

Seguimos reconociéndole en sus nuevas canciones, entre esas notas de guitarra un poco impresionistas y las discretas capas de electrónica, que crean un clima no rupturista con su obra anterior. Es el reflejo de unos cambios que “se van forjando poco a poco en el interior de uno, de una forma no muy consciente”.

La ventana abierta del título tiene otro significado menos alentador: a través de ella salta, quitándose la vida, el personaje de la canción que abre el disco. Un hecho real que inspiró al autor del poema, Iñigo Astiz. “Es un poco duro, sí, y contrasta con el mensaje que siempre quiero proponer: que haya ventanas abiertas en la vida, pero no para tirarte por ellas”. Pero el disco le ha salido a Muguruza, reconoce, “un poco más oscuro” de lo habitual. “Los tiempos no están para echar muchos cohetes, ¿no? En estas canciones hay pocas bromas. Intentaré que en el próximo haya más, porque estoy convencido de que el humor es muy importante”, dice muy seriamente.

Hay que decir a algunas de las "pocas bromas" del disco se llega a través de conductos peculiares, o fijémonos en ‘Kontraesanak’, un texto de Iban Zaldua en el que pide tener valor para afrontar las propias contradicciones. Y pone como ejemplo: “Soy veterano de la izquierda abertzale / pero he estado súper en contra de ETA / desde que tengo memoria”. Era consciente de que “el tema era un poco delicado”, admite. “Habrá gente que no se tronchará de risa con esa letra, pero también habrá que decir estas cosas, que hace un tiempo ocurrieron cosas muy graves, ante la actividad de ETA y ante la tortura, y que mucha gente miró hacia otro lado”.

La peluquería global

Otros autores habituales en su obra reaparecen aquí, como Iñaki Irazu, Lourdes Oñederra o Harkaitz Cano, el creador de un concepto, “la peluquería global”, al que se acoge Muguruza para explicar hacia dónde parece ir el mundo. “Una peluquería en la que no hay conversaciones, sino tan solo unas revistas que dicen que tal persona ha engañado a no sé quién. Y ahí estamos, en el chismorreo y la ocurrencia”.

Y aunque dice no querer convertirse “en una especie de abuelo Cebolleta”, en un par de piezas, ‘Spam kanta’ (canción spam) y ‘140’, desliza ciertos reproches a las redes sociales. Pero, ¿comienza a ser posible criticar un poco la vida 2.0 sin ser tachado de carcamal? “Durante años yo he aguantado la presión de ser un extravagante por no llevar un móvil con internet y ahora me reconforta leer a Marina Garcés reivindicando la vuelta a la Ilustración o ver que en Francia una ley prohibirá llevar ir a clase con móvil con menos de 15 años”, explica complacido. “Veo que empieza a haber un cierto sentido crítico y me alegro mucho”.

La tecnología, eso sí, le echará una mano en Barnasants, donde manejará un ‘sampler’ y contará con la guitarra eléctrica de Mujika. “Lo de estar atento a qué botón le das mientras estás cantando al principio me incomodaba, pero creo que ya está dominado. Espero que en L’Hospitalet no me tiren tomates”.