ANIVERSARIO DE LA BANDA MESTIZA

Che Sudaka, una revolución interior

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zentauroepp41623624 icult che sudaka foto oscar perales180116180824 / ÓSCAR PERALES

Jordi Bianciotto

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Comenzaron tocando en la calle, en el Portal de l’Àngel y la plaza ‘del tripi’, “y en los trenes de cercanías de Renfe”, y ahora sus giras dan la vuelta al mundo. “Sin dejar nunca de picar piedra, aunque ahora nos ocupamos más de disfrutar que de preocuparnos. Si uno se olvida de disfrutar se puede desilusionar, y la gente que te viene a ver tiene que recibir cosas bonitas”, reflexiona Kachafaz, uno de los cantantes de Che Sudaka, banda que este miércoles celebra su 15º aniversario en Apolo, en sesión programada por Universo Caníbal.

Che Sudaka surgió en el 2002 alrededor de Leo, el hermano mayor de Kachafaz (ese nombre artístico remite al histórico bailarín de tango Cachafaz, “que tenía fama de fiestero y guasón”), y otros músicos argentinos afincados en Barcelona. Un par de años después entraron Sergio y Jota, la “mitad colombiana” del cuarteto actual. “Nos enamoramos de esta ciudad, en la que entonces se podía tocar en la calle y vivir bien, y que nos permitió evolucionar como personas y como grupo”, recuerda Kachafaz. “Y estar aquí era como viajar a muchos sitios a la vez: era espectacular ver en el mismo barrio a árabes, japoneses, latinoamericanos…”.

Cumbia y punk

En la banda confluyeron ecos rockeros del norte y del sur con ritmos tropicales, ese ritmo de cumbia que trajeron consigo los integrantes colombianos y que, según les ha dicho Jota, en sus manos “se parece más a otro género, la raspa, que a la cumbia tradicional”. Sus influencias rockeras combinan a Los Fabulosos Cadillacs, banda “de cabecera”, así como a otras formaciones argentinas populares en los años 90, como Los Pericos y Todos Tus Muertos, con el clásico punk de The Clash y Ramones y el ska a la inglesa de The Specials.  Y, por supuesto, Mano Negra, “una banda muy importante para la música latinoamericana”.

Precisamente, Manu Chao juega un papel en su historia. “Fue clave para que nos motiváramos”, reflexiona Kachafaz. Le conocieron al poco de llegar. “Y al segundo día ya estábamos jugando a fútbol todos juntos en la Ciutadella o la Barceloneta”, recuerda. Se autoeditaron su primer disco, con la ayuda del portal Radio Chango, pero actualmente, tras pasar por varias discográficas, cuentan con su sello, Cavernícola Records, y su estudio. “Todo eso supone más trabajo extramusical, pero estamos felices”. Sus giras les han llevado por media Europa, Japón, Australia, las Américas… y hasta las islas Reunión y Mauricio, en el Índico. “Hemos tocado en 46 países”, celebra Kachafaz.

Sonido más simple

Chao canta en ‘La risa bonita’, una de las piezas de ‘Almas rebeldes’, su nuevo disco, en el que reconstruyen material conocido de su repertorio y añaden tres títulos de estreno. Se sienten más maduros y creen que eso no les lleva a sonar más complejos sino todo lo contrario, a seguir un proceso de destilación. “Ahora nuestra música es más simple porque sabemos lo que queremos. En otra época éramos más un banco de pruebas”, considera Kachafaz. Entre las otras voces que se dejan oír en el disco, Amparo Sánchez, Yacine Belahcene y el mexicano Capricornio Man (El Gran Silencio), así como figuras no vinculadas a la música, como el escritor Gustavo Duch, que les transmite la idea de que “el ser humano forma parte de la naturaleza”.

Si bien canciones como ‘Mentira polítika’ transmiten mensajes indignados, ahora parecen situarse más cerca de una visión humanista serena, sin diatribas acusatorias y apuntando a la necesidad de “una revolución que tiene que empezar en el interior de las personas”. Es el significado que cabe dar a ‘Plegaria’, inspirada en el acuerdo de paz de Colombia. Una de las canciones que quizá suenen en Apolo, el concierto, según sus cálculos, número 1.420 de su trayectoria, en el que contarán con los miembros de La Pegatina como invitados.