CRÍTICA DE CINE

'El gran showman': fantasía musical a golpe de purpurina

Pretende acercarse al espíritu de 'Moulin Rouge', pero le falta imaginación y talento detrás de la cámara, y le sobra un poco de moralina

Beatriz Martínez

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Comienza la función y el número inicial con el que se abre el telón ya supone una clara declaración de intenciones. Hugh Jackman aparece vestido como maestro de ceremonias en un escenario que no deja de ser una abstracción, una fantasía. Música, color, terciopelo por doquier y un embriagador aroma 'kistch'. Se supone que es un 'biopic', el de P.T. Barnum, considerado uno de los pioneros del 'show business' moderno, pero en realidad a la película no le interesa indagar en el personaje, en sus zonas más oscuras (que al parecer tenía), sino que se empeña en edulcorar su figura hasta casi santificarla como a una criatura de Disney. 'El gran showman' pretende acercarse al espíritu de 'Moulin Rouge', pero le falta imaginación y talento detrás de la cámara, y le sobra un poco de moralina.