CRÍTICA DE CINE

'Muchos hijos, un mono y un castillo': la familia Salmerón

Hay quien la ha definido muy originalmente como el reverso cómico de 'El desencanto', el filme de Jaime Chávarri sobre la familia Panero

Quim Casas

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Tras este título algo surreal se esconde una de las sorpresas del año en el documental español. No es una docu-ficción, ni un falso documental, ni un retrato observacional de gentes anónimas. El actor Gustavo Salmerón ha decidido filmar a la matriarca de su familia, Julita, pero oscilando del realismo que todo documental debe comportar a un tratamiento de comedia absurda, disparatada.

Así surge una propuesta inesperada como Muchos hijos, un mono y un castillo, que se ha presentado en diversos festivales con notable de éxito –de público y de crítica: nadie se puede quejar–, ganando el premio al mejor documental en el de Karlovy Vary. La franqueza de la propuesta es uno de sus triunfos. La capacidad escénica de Julita –una señora que ha sido falangista, republicana y masona–, y la habilidad que tiene su hijo Gustavo para extraer lo mejor de ella de manera nada forzada, es otro as ganador. Y los momentos entre divertidos y bárbaros redondean la propuesta.

Hay quien la ha definido muy originalmente como el reverso cómico de El desencanto, el filme de Jaime Chávarri sobre la familia Panero. Como aquella, la familia Salmerón es también una familia ostentosa venida a menos. Las ruinas familiares, las ruinas económicas de un país. Pero todo esto surge y fluye de manera nada forzada, entre momentos esperpénticos, situaciones navideñas, puros delirios sobre comida o matrimonio. No solo funcionan las partes filmadas ahora, sino que la utilización de las imágenes de archivo de la familia acentúan el ocaso y la diversión de este grupo humano decididamente sorprendente y fuera de cualquier tiempo.