CRÍTICA

30 vidas extraordinarias

Martín Olmos cataloga personajes fuera de la común en su 'Breve relación de vidas extraordinarias'

Camilo José Cela, en los años 80.

Camilo José Cela, en los años 80. / periodico

Marta Marne

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Si nos atenemos a la definición oficial de la RAE, extraordinario sería algo 'fuera del orden o regla natural o común'. Sin embargo, en el imaginario popular, este término suele ser asociado a un elemento sorpresivo, a acontecimientos con claras connotaciones positivas. En el desfile de seres, acontecimientos y sucesos de 'Breve relación de vidas extraordinarias' (Pepitas de calabaza, 2017), Martín Olmos (Bilbao, 1966) se circunscribe a la descripción académica.

De este modo, encontramos un catálogo de personajes y biografías fuera de lo común: bailarines, asesinos, vendedores, tontos, académicos, monjas e incluso difuntos. Leeremos sobre ahorcados embetunados con función adoctrinadora, capellanes poco piadosos que entierran vivos a señores de Badajoz, carpantas capaces de comerse 84 milhojas sin beber una sola gota de agua o timadores que prometen convertir en gasolina el agua del río Jarama. Un total de 30 casos curiosos que serán desgranados para divertimento del lector, con apariciones ilustres tales como la de Francisco Umbral, Camilo José Cela o el mismísimo Francisco Franco, que borrarán la duda acerca de si lo narrado es verídico o imaginado.

Si el libro de Olmos se adapta a la definición académica de extraordinario, su prosa se amolda a la connotación positiva del imaginario popular (a la que nos referíamos al principio). Así, su utilización del lenguaje, la selección de cada una de las palabras que componen esta obra, es extraordinaria en cuanto a asombrosa. El formato breve resulta de una enorme complejidad estructural, ya que el narrador debe ser capaz de construir un universo complejo y comprensible en tan solo tres o cuatro páginas. Si esto lo aplicamos a una biografía, la complejidad se multiplica, y Olmos consigue aprobar con nota. Valiéndose solamente de unas líneas, el lector es capaz de formarse una imagen mental de la clase de personaje sobre el que va a leer a continuación. Esta sintetización conecta directamente con la precisa utilización del lenguaje por parte del autor, logrando que cada frase ocupe el lugar que debe y que el conjunto raye la perfección narrativa. Y es que, citando a José Luis Cuerda, es probable que esta obra sea contingente, pero desde luego Martín Olmos es necesario