CRÓNICA

The Waterboys, a corazón abierto

La banda de Mike Scott transmitió intensidad y diversión en la presentación de 'Out of all this blue' en Barts

Mike Scott, en el concierto de The Waterboys en la sala Barts

Mike Scott, en el concierto de The Waterboys en la sala Barts / periodico

Jordi Bianciotto

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En el nuevo disco de The Waterboys, ‘Out of all this blue’, Mike Scott se muestra sin manías como un hombre enamorado que, como tal, se muere de ganas de hacerlo saber al mundo entero. Había peligro de complacencia y exceso de dulce, este domingo en Barts (Festival de Jazz), pero el cantautor escocés respondió con un señor concierto manejando más pasión que blandura y dando a entender que su grupo vive días álgidos.

En esas nuevas canciones abundan los ritmos bailables, con ecos ‘funky’ y soul, que en directo sonaron un poco más duros de la mano de una banda con nada menos que dos baterías. Hay que destacar que un grupo como The Waterboys, con más de tres décadas de historia, no vaya por la vida a golpe de ‘revival’ ni de gira de aniversario: 13 de las 21 canciones de la noche salieron del nuevo disco, y no fueron ningún estorbo ni precio a pagar para acceder a los clásicos.

Efervescencia ambiental

Piezas como ‘Do we choose who we love’ o ‘If I was your boyfriend’, que hicieron bailar al mismo Scott, conectaron con la esencia del grupo, e incluso la ocurrencia tontorrona de ‘So in love with you’, que repite el título una y otra vez durante cuatro minutos y medio, cobró un invasivo aspecto de mantra ‘in crescendo’ que condujo al público hacia un efervescente estado de ánimo. Había entrega en escena, intensidad y ganas de disfrutar. Algunas canciones, como la repescada ‘A girl called Johnny’, volvieron a empezar una vez terminadas en ‘reprises’ de pura celebración.

Scott sabe lo que tiene entre manos y se las arregló para fundir los trazos derivados de su felicidad sentimental con el espíritu de The Waterboys en torno a un sonido compacto de rock con fibras un poco negras, valiéndose de teclados poderosos y de dos voces coristas. Y la conexión con las raíces celtas encarnadas en el violín de Steve Wickham. Las canciones más antiguas, como ‘When ye go away’ y ‘All the things she gave me’, sonaron muy integradas tanto líricamente como en su noción sonora, si bien Scott siguió insistiendo en las nuevas, como ‘Man, what a woman’ y ‘Didn’t we walk on water’, para mantener la tensión hasta la entrada en escena, naturalmente triunfal, de ‘The whole of the moon’.

Poniendo un interrogante escéptico a la noche entre tanto mensaje de plenitud emocional, Scott abrió el bis sacando del desván ‘How long will I love you?’ y tras lanzar un breve comentario sobre la actualidad política catalana (“espero que toméis vuestras propias decisiones sobre la independencia”, deslizó) se volcó en una sofocante versión de ‘This is the sea’, despidiendo la noche dando brazadas en las aguas abiertas del mar.