CRÍTICA DE CINE

'En cuerpo y alma': extraños afectos

Quim Casas

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En el inicio, imágenes hermosas de una pareja de ciervos en un bosque invernal, buscando hierba bajo el manto de nieve, tranquilos aunque expectantes ante cualquier sonido; e imágenes de la mirada inexpresiva de las vacas en un matadero. Parece una alegoría de lo que va a ser la historia, pero las escenas con los ciervos alcanzan un poderoso significado, ya que los dos protagonistas sueñan que son ciervos, y sus sueños marcarán la pauta de la relación mutua y de la historia.

'En cuerpo y alama', Oso de Oro en el pasado festival de Berlín, muestra una cierta pujanza de los antiguos cines del Este de Europa. No es solo el rumano, tan alabado en la última década; el húngaro también tiene cosas que decir. Como en este filme sobre una relación extremadamente compleja relatada de manera simple pese a esa complejidad. Personajes singularmente desarraigados -el director administrativo del matadero y la nueva encargada del control de calidad de la carne-, con carencias físicas (él tiene un brazo atrofiado) o emocionales (ella no sabe relacionarse ni con los hombres ni con las mujeres). Afectos extraños, desde la óptica tradicional, relatados de forma limpia pese a la amenaza perenne de la tragedia