Manook aborda el tráfico de personas en lo nuevo de su comisario Yeruldelgger

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Pepi Cardenete.

Ian Manook llevaba "50 años escribiendo y sin terminar nada", y aunque reconoce en una entrevista con Efe que "nunca ha leído novela negra", se resarce ahora con ese género y su popular inspector mongol Yeruldelgger, que llega a España con una segunda entrega en la que aborda el tráfico de personas en Asia.

Con el objetivo de paliar esos años perdidos escribiendo sin publicar, Patrick Manoukian (Francia, 1949) se propuso terminar dos libros por año con diferentes seudónimos, y el de Ian Manook fue el elegido para esta saga que en España edita Salamandra Black y que ahora publica la segunda parte, "Yeruldelgger. Tiempos salvajes".

Invitado a Getafe Negro, reconoce que esta entrega es "menos violenta, pero más negra" que "Muertos en la estepa" (2013), y en ella vuelve a reflejar su pasión por el género policiaco en cine y televisión.

"Nunca he leído novela negra", apostilla, y añade que su forma de escribir, en ese sentido, se asemeja más al medio audiovisual, con diálogos ágiles en los pasajes de acción y descripciones más minuciosas, en las que "siempre intenta" incorporar sensaciones como colores u olores, de los paisajes de la estepa mongola.

En "Tiempos salvajes", Yeruldelgger, un comisario temperamental marcado por la tragedia, "ya no es el personaje principal" y cobra más protagonista su colega, la inspectora Oyun, aunque Manook le reservó a su comisario algo de "optimismo" en la tercera y última entrega, ya publicada en Francia.

En medio de las gélidas estepas mongolas, la inspectora Oyun, ayudante del comisario Yeruldelgger, se topa con una escena difícil de interpretar: un jinete y su caballo yacen aplastados bajo el lomo de una hembra de yak que parece caído del cielo.

La misma sorpresa experimenta su jefe cuando, en un desfiladero, se descubre el cadáver de un hombre que solo puede haber acabado ahí precipitándose desde las alturas, y, para cerrar el círculo, el comisario es detenido como sospechoso del asesinato de Colette, una amiga prostituta a la que ayudaba a rehacer su vida.

Sumido en la perplejidad y temiendo ser víctima de una trampa, Yeruldelgger comienza una investigación clandestina que generará tensiones en su equipo y que dará un vuelco completo con el hallazgo de los cuerpos sin vida de un grupo de niños dentro de un contenedor en el aeropuerto de El Havre, en Francia.

Pese a los miles de kilómetros que separan Mongolia de Francia, las pistas acabarán por cruzarse para destapar un caso de corrupción y abusos a todos los niveles que afecta a las más altas esferas de diversos países, desde Europa hasta Asia.

"Hay un gran movimiento de seres humanos que parte de Siberia, pasa por Rusia, entra en Europa por Bielorrusia o Ucrania y se dispersa hacia el norte", explica el periodista y editor, y en cuanto a las mercancías añade que China y Rusia "no pueden traficar abiertamente juntas, así que pasan por el noreste de Mongolia".

Explica que "desde los 15 a los 65 años" ha escrito siempre, aunque no había publicado nada, hasta que en 2009 su hija menor, que se había ido a vivir a Buenos Aires, le dio un ultimátum: "Me dijo que o terminaba algo o no volvía a leer nada de lo que escribía", comenta Manook.

Así, se propuso escribir dos libros al año, entre novelas juveniles, sociales e históricas y ensayos, con diferentes seudónimos.

A su hija, cuenta, también le debe el haber ambientado la saga de Yeruldelgger en Mongolia, ya que gracias a ella -que con 15 años había apadrinado a un niño mongol- descubrió ese país "complicado", una "anomalía geopolítica" entre Rusia y China que, ahora, como el título de su libro, "vive tiempos salvajes".