UNA "HISTORIA FAMILIAR TÓXICA"

El peso de ser la nieta mulata de un criminal nazi

Jennifer Teege relata en 'Mi abuelo me habría pegado un tiro' cómo descubrió que su abuelo era Amon Göth, el comandante de 'La lista de Schindler'

Ficha policial de Amon Göth, tras ser detenido en 1945 por los estadounidenses.

Ficha policial de Amon Göth, tras ser detenido en 1945 por los estadounidenses. / periodico

Anna Abella / Barcelona

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"Para él no habría sido más que una mancha, una bastarda que ensuciaba el honor familiar. Seguro que mi abuelo me habría fusilado". Él era Amon Göth, comandante austriaco del campo nazi de Plaszów (Cracovia), que fue detenido, acusado de genocidio, juzgado y ahorcado en 1946; sus últimas palabras fueron "Heil Hitler" y casi medio siglo después, en 1993, el actor Ralph Fiennes le encarnaba en la oscarizada 'La lista de Schindler' de Steven Spielberg. Ella es Jennifer Teege (Múnich, 1970) -mulata nacida de la breve relación entre la hija de Göth, Monika, y un joven nigeriano-, publicista que a los 38 años descubrió que era "la nieta de un asesino de masas", "un psicópata y un sádico", "que mataba en serie y al que eso le producía placer". 

Hace cuatro años relató su caso en 'Mi abuelo me habría pegado un tiro' (Nagrela Editores), escrito con la periodista Nikola Sellmair. "Hoy siento que tuve una vida antes de descubrir la verdad y otra después. Mi vida ha cambiado por completo pero para bien. Me he liberado de un secreto familiar tóxico y he podido convertir algo negativo en positivo, compartiendo mi historia con el resto del mundo", cuenta desde Madrid, donde ha presentado el libro, que ahora se publica en España.

"La culpa no se puede y no se debe heredar. Rechazo por completo lo que hizo mi abuelo"

Jennifer Teege

— Nieta de Amon Göth

"Al principio me sentí culpable pero fue un sentimiento irracional porque la culpa no se puede y no se debe heredar -afirma-. A mi abuelo le rechazo como persona y rechazo por completo lo que hizo. Fue un criminal de guerra que fue condenado por sus crímenes. Fue responsable de la muerte de miles de personas. Hoy puedo verle desde la distancia y como una figura que forma parte de la historia". 

Teege había visto en televisión 'La lista de Schindler', vivido cuatro años en Israel, aprendido hebreo y tenía amigos israelís. Entonces aún no sabía que su abuelo había sido "alguien furibundo, cruel, incontrolable", como lo recordaban los supervivientes, y "un monstruo" que "sonreía y silbaba cuando venía de matar", como afirmaba Helen Rosenzweig, sirvienta judía de Göth, a la que este pegaba con un vergajo en su casa del campo de Plaszów, desde cuyo balcón el comandante nazi disparaba a los presos con su fusil. 

Hallazgo por casualidad

Un día, tras dejar a sus dos hijos en la escuela, Teege hizo una de sus habituales visitas a una biblioteca de Hamburgo. Allí se topó de bruces con su pasado al hallar por casualidad un libro escrito por su madre biológica, Monika, que había nacido pocos meses antes de la ejecución de Göth. Esta creció rechazando los crímenes de su padre, como otros descendientes de verdugos del III Reich a los que Teege sigue la pista en su necesidad de saber. Son casos como el de la sobrina nieta de Himmler, Katrin Himmler (autora de un par de libros sobre el líder de las SS), Richard von Schirach (hijo de Baldur von Schirac, el jefe de las Juventudes Hitlerianas), Niklas Frank (que odia a su padre, Hans Frank, gobernador de la Polonia ocupada, y lleva en la cartera una foto de su cadáver ejecutado en la horca) o Bettina y Matthias Göring, sobrinos nietos del dirigente nazi, que se esterilizaron. 

Monika, con transtornos psíquicos, se vio incapaz de cuidar de su hija recién nacida y llevó a Jennifer al hospicio con cuatro meses. A los tres años Teege fue a una familia de acogida, que la adoptó a los siete con el consentimiento de la madre, quien mantuvo esporádicamente el contacto con la pequeña. También recuerda Jennifer a su abuela biológica, Ruth Irene, que siempre negó los crímenes de Göth y lo consideró el hombre de su vida. Siente hacia ella "sentimientos encontrados con los que es difícil vivir". "Era amable y nunca tuvo problemas con el color de mi piel. Pero descubrí que tenía un lado diferente, que era una mujer capaz de vivir con un sádico como mi abuelo al lado de un campo de concentración. Me sentí devastada -admite-. Incluso tuvo una fotografía de él al lado de su cama hasta que se suicidó en 1982". 

Así como Monika exorcizó su herencia escribiendo el libro que encontró su hija y también participó en los documentales 'Inheritance' (2006) y 'Hitler's children' (2011), Teege siguió el consejo de un psicólogo especializado en descendientes de nazis de investigar su pasado para derrumbar las mentiras y los silencios familiares. Así, empezó a leer más sobre el genocidio nazi y sobre Göth y a visitar escenarios como Auschwitz o el campo y la casa de su abuelo. "Es imprescindible tener una discusión abierta sobre estos temas. Afortunadamente en Alemania la educación sobre el Holocausto es obligatoria ahora. Y si miramos los acontecimientos actuales y la subida de los líderes nacionalistas esto es más necesario que nunca. Es un gran avance sobre como creció la segunda generación: rodeada de silencio sobre lo que pasó durante la segunda guerra mundial", opina quien, "como nieta de un nazi y como alemana, pero también como ser humano", llama a asumir "la responsabilidad hacia el pasado para que no se repita".

Una estudiante le preguntó a Teege si tenía miedo de sus genes. "No. Porque no existe el gen nazi. Cada uno decide quién quiere ser y en quién quiere convertirse".