REPOSICIÓN

Julio Manrique vuelve a 'Don Joan'

Tras bordar el personaje de impenitente libertino en el TNC hace dos temporadas, el actor repite en el rol protagonista de la obra de Molière en el Goya

Manel Sans y Julio Manrique, en 'Don Joan'.

Manel Sans y Julio Manrique, en 'Don Joan'.

Marta Cervera / Barcelona

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Actuar o dirigir. Esa es la cuestión que a menudo se plantea Julio Manrique. El actor, que la temporada pasada se dedicó principalmente a montar tres nuevos espectáculos, regresa esta semana al Goya con uno de sus personajes más aplaudidos, el gran seductor que da título a 'Don Joan', de Molière'Don Joan'.

La osada y fresca versión ambientada en un hotel vuelve a la cartelera tras el éxito obtenido en el TNC. Dirigida por David Selvas, cuenta como novedad con la incorporación de Sandra Monclús y Jordi Collet -en sustitución de Cristina Genebat y Xavi Ricart-, junto al resto del reparto original: Lluís Marco, Manel Sans, Anna Azcona, Javi Beltrán y Nausicaa Bonnín. 

Reencontrarse con el personaje de Don Juan ha sido una experiencia curiosa para Manrique. Al principio parecía que lo tenía todo olvidado pero, en realidad, ha sido más fácil de lo que esperaba. "El cerebro lo almacena todo en algún lugar. El primer día que reabrí el texto este verano para refrescar la memoria me asusté. Pero a la segunda vez que me puse a estudiarlo, no solo la letra sino también el viaje y las acciones del recorrido de Don Juan en el espectáculo iban apareciendo muy rápido".

Ir a la esencia

Manrique se siente diferente a cuando interpretó por primera vez al famoso libertino. "Con el tiempo miras las cosas con más distancia. Lo difícil de nuestro oficio es llegar a hacerlo tan fácil como puede llegar a ser, conquistar la ligereza. A veces los actores nos ponemos muy densos para, en el fondo, llegar a una cosa muy simple". Es como si buscara ese trazo natural de los niños que persiguen los artistas plásticos. "Cuando actúas todo ha de salir fluido, natural, ha de salir de dentro de ti sin dificultad, sin trabas. A menudo es más dejar de hacer cosas. Es mejor quitar que añadir. Depurar".

La anterior temporada, a parte de dirigir, solo hizo algunos capítulos de la serie 'El crac', con Joel Joan. Sus últimas actuaciones fueron en la gira de 'Don Joan'. Un año sin enfrentarse al público cara a cara es demasiado para él. "Esta temporada me concentraré en actuar. Lo necesito. Si no lo haces, te oxidas. En esto los actores somos como los deportistas: necesitamos ejercitarnos para estar dúctiles, abiertos, receptivos y mantener a punto los reflejos y de las herramientas". Además del 'Don Joan' le espera otro gran reto: 'Èdip', de Sófocles, a las órdenes de Oriol Broggi, en el Romea.

Personaje infantil y cuel

El protagonsita de 'Don Joan' se enfrenta a Dios. Pero en la versión de La Brutal, se acaba enfrentando a sí mismo, su peor enemigo. La adaptación de Sergi Pompermayer, Cristina Genebat, Sandra Monclús y David Selvas, en clave actual, conectó con el público más joven.  "Don Juan se acaba encontrando con él mismo. De hecho, el fantasma que le visita lleva una especie de máscara grotesca de sí mismo", recuerda Manrique. "Leído en clave contemporánea y psicoanalítica, es un personaje muy narcisista y, por tanto, un poco infantil. Eso le puede dar cierto vigor y encanto en algunos momentos pero también le convierte en alguien terriblemente cruel, muy irresponsable e inmaduro".

Pero también es un personaje valiente, que denuncia hipocresía y la falsa moral. Si viviera en nuestra época se lo imagina como alguien con algo de esas estrellas del rock que mueren prematuramente y de esos famosos de la prensa rosa que nunca se pierden una fiesta. "Don Juan vive intensamente, un alma rebelde, eternamente joven y sin miedo a morir".

De la Sala Petita del TNC al Goya hay una importante diferencia de espacio que ha obligado a comprimirlo todo. "La escenografía es la misma pero está más encogida. El del Nacional era un escenario inmenso. El hotel donde transcurre la acción contaba mucho espacio porque aquel escenario tiene una boca enorme y mucho fondo". En el Goya, en cambio, un teatro donde todavía no había actuado, le ha encantado por lo cerca que siente al público. "Es curioso que, como espectador, ves el Goya como un teatro grande con su aforo de 500 personas. Pero visto desde el escenario tienes la sensación que la gente no está lejos sino muy cerca".