ENTREVISTA

Sabina: "Ojalá mi concierto sea un bálsamo de solidaridad para Barcelona"

El cantante reemprende la gira 'Lo niego todo' este miércoles en el Palau Sant Jordi

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zentauroepp39095888 barcelona 28 06 2017 concierto de presentacion de la gira 170911164122 / FERRAN SENDRA

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Joaquín Sabina trae de nuevo su gira 'Lo niego todo' a Barcelona, este miércoles, al mismo Palau Sant Jordi que ya le acogió el 28 de junio. Hablamos por vía telefónica con el autor de '19 Días y 500 noches', que pasa unos días en la bahía de Cádiz descansando antes de volver a la carretera.

¿Diría que mantiene una relación de amor y odio con las giras? A mí me gustan mucho las giras, más que las grabaciones, pero cuando son tan intensas como esta, con tantas ciudades y países, acaba pesando en la cabeza y en el cuerpo, en el fuelle, y viene bien pasarte unos días charlando con los amigos y tomando el sol.

¿Cuáles son sus sensaciones tras la primera parte de estas presentaciones de 'Lo niego todo'? Bueno, como pocas veces pasa en la vida, ha sido mucho más fuerte de lo que hubiéramos soñado. Cuando estábamos haciendo el disco éramos conscientes de que estaba saliendo muy compartible, inspirado, de que la colaboración con Leiva y Benjamín Prado estaba funcionando, y teníamos la sensación de que esto se iba a comunicar al público. Pero no esperábamos que al primer día de tocar las canciones la gente ya las cantara, y que el público fuera tan mayoritario.

Por primera vez, abre los conciertos con un bloque de canciones nuevas seguidas, siete en total. ¿Cree que no las puede mezclar con las otras? Hacer eso era una especie de reto. Siempre había intercalado canciones nuevas y viejas porque me daba un poco de miedo tocarlas seguidas. Esta vez pensé "fuera miedos" y decidí darles un bloque entero. Nunca lo había hecho y ha sido una muy buena experiencia.

Esta es una gira de grandes recintos. Cuando hizo estas canciones, ¿tenía en cuenta que las defendería en ese tipo de escenarios? En absoluto. Cuando hago canciones las hago para mí. Hago lo que me pide el cuerpo, no pienso para nada en el público. Cuando ya las estoy grabando empieza uno a pensar que esto lo tiene que oír la gente, pero a la hora de la escritura lo mejor es no pensar para nada en el público. Yo, aunque quisiera, no sabría hacerlo.

En un pabellón deportivo no se llega al espectador como en un teatro. Sí, yo en los últimos años echo de menos eso. Me gustaría hacer una gira acústica en teatros pequeñitos, pero es complicado porque las cuentas no salen con los músicos que llevamos y porque hay una demanda mucho mayor. Pero con el tiempo y con la edad creo que conseguiré hacer algunas giras acústicas más íntimas, que me gustan mucho.

Las hizo hace bastante tiempo: en el 2001, en el Novedades, cuando ya era muy famoso. Sí, hace muchos años. Y fue tal vez una de las giras que más he disfrutado en mi vida. En los sitios más grandes no se trata tanto de escuchar una colección de canciones como de una celebración tribal. La gente va a corearlas, a participar de una fiesta colectiva y ciudadana, y se pierden muchos de los matices de las canciones y a veces es muy bonito cantarlas bajito en un teatro.

"Yo soy un saco de dudas. Le tengo miedo al escenario, al estudio de grabación, al público, a mí mismo..."

En estos últimos años se ha hablado mucho de su inseguridad, sus dudas, su miedo escénico… ¿Son desviadas esas percepciones? No, no, es verdad, pero esa inseguridad, esos miedos, los he tenido toda la vida. Yo soy un saco de dudas. Si algo me define es la duda metódica, siempre. Sí, le tengo miedo al escenario, al estudio de grabación, al público, a mí mismo… Siempre he sido así, y de ese tipo de tensiones es de donde saco las canciones, y la fuerza y las ganas para subir al escenario. Pero eso no va a desaparecer nunca.

¿Puede que con el tiempo se agrave incluso, porque con los años uno es cada vez más consciente de la enorme cantidad de cosas en la vida que pueden salir mal? De hecho, sí, se va agravando cada año porque además, cada vez uno nota más la responsabilidad. Yo antes de salir al escenario siempre veo el lugar lleno y pienso "están locos, ¿por qué han venido? ¡Si les voy a defraudar!". Eso es siempre, cada día. Y luego es una gran sorpresa cuando veo que soy capaz de comunicarme con ellos y darles algo parecido a lo que esperan. Pero siempre estoy lleno de dudas.

Dejando a un lado la cuestión industrial, ¿se había sentido desmotivado por componer canciones? Llevaba ocho años sin editar canciones nuevas pero no era falta de ganas de componer sino de grabar. Lo que me había echado para atrás es que los estudios se han profesionalizado cada vez más, con nuevas tecnologías que hacen que todo sea más ingeniería que inspiración. Eso me ha ido aburriendo de los estudios. Por eso me busqué a Leiva, un rocanrolero jovencito, para hacer un disco más en vivo de lo que se hace habitualmente.

El rock’n’roll forma parte de su imaginario. ¿Cuáles son sus nombres de referencia?  Yo lo tengo muy fácil, son los mismos desde hace muchos años: Bob Dylan, los Rolling Stones y J. J. Cale.

Ahora se debate si ese lenguaje de la era del rock ya está agotado. ¿Lo cree? Ahora, los héroes del rock’n’roll tienen 70 años u 80, y nunca pensamos que iban a llegar a esa edad. El rock nació como un modo de música juvenil, para hablar del sábado por la noche, los coches y las chicas, y luego se ha convertido en un arte adulto. Del mismo modo que el arte abstracto: con Picasso parecía que era una revolución juvenil y luego los artistas se hicieron mayores y viejos y el arte creció con ellos. Eso ha pasado con el rock’n’roll. Nadie hubiera pensado que los Rolling Stones estarían haciendo giras con 70 y tantos años y que a Dylan le darían el Nobel de literatura.

¿Le parece bien esa distinción? Hombre, yo veo que ha sido un modo de llevar las cosas a su lugar, de decir que eso es un gran arte, adulto, maduro, y que está ahí en el olimpo.

"Nunca soñé que iba a hacer una carrera como la que he hecho, y no la he disfrutado tanto como cuando se cumplen tus sueños"

Cuando mira hacia atrás y repasa sus discos, ¿tiene la sensación de que ahora haría algunas cosas de otro modo? ¿Sabe qué pasa? Nunca soñé que iba a hacer una carrera como la que he hecho, y no la he disfrutado tanto como cuando se cumplen tus sueños. Mis sueños eran domésticos y provincianos. Me gustaba escribir canciones y cantarlas en los bares, como La Mandrágora: cabían 40 personas y a Krahe y a mí nos parecía el colmo del éxito mundial. Así que todo lo que pasó después fue un regalo que me hicieron los dioses paganos pero que no he vivido como lo vive un jovencito que ha soñado con eso, sino de un modo más tranquilo. No me he vuelto loco con eso de llenar lugares en Buenos Aires, en Estados Unidos, en México… Tal vez si me hubiera pillado más joven habría perdido la cabeza.

Hay artistas para los que ser famoso es un ideal y una profesión. Cada vez más. La gente ya no quiere ser cantante o actriz, lo que quiere es ser famosa. El 'síndrome Kardashian'. Con lo que más me puedo enfadar cuando voy por la calle es cuando oigo que dicen "¡mira, un famoso!". Yo me vuelvo y le digo: "señora, no soy un famoso, soy un cantante" (ríe). Hay que vivir con eso como si no sucediera, porque es demasiado idiota. Lo que sí siento es que a mí me ha gustado siempre la calle, los bares, la madrugada, y toda esa tontería hace que uno se quede en un rincón de su casa.

Aunque vive en el mismo centro de Madrid. Sí, y tengo un bar estupendo en mi casa. No conduzco y de ahí se va andando a los museos, y la plaza Mayor está al lado. Me gusta eso.

"Me molestó mucho que dijeran que si [El Periódico] escribía al dictado de no sé quién. No sé si os han pedido perdón"

En el recital de junio en el Sant Jordi recordó que su primer "concierto importante" en Barcelona fue el de la Monumental, en 1987, el día del atentado de Hipercor. Y ahora volverá para actuar cuando aún está cercana la tragedia de la Rambla. Estaba pensándolo hoy con mucha desolación. Lo he vivido muy de cerca porque la Rambla es un lugar muy mío. Hay un disco, 'Juez y parte', que me fui al Hotel Oriente a escribirlo, y estuve ahí 20 días, caminando por la Rambla arriba y abajo, sentándome en el Café de la Ópera. Y la Rambla es mi lugar de Barcelona. Tristísimamente y muy solidariamente he estado pendiente al minuto de todo lo que ha ido pasando, incluso de la calumnia que os han hecho a vuestro periódico cuando tenéis razón en lo que dijisteis.

¿El aviso de la CIA a los Mossos? Sí, me molestó mucho que dijeran que si escribíais al dictado de no sé quién. No sé si os han pedido perdón.

¿Quién? El jefe de los Mossos, y el 'conseller' de Interior.

No. Dieron una rueda de prensa citando al diario. Sí, y de muy mala manera.

Respecto al atentado, ¿cree que no se ha estado a la altura del duelo? Mire, yo siempre he sido muy bocazas toda mi vida, siempre he dicho lo que opinaba, no me he cortado, sin embargo esta vez estoy sacudido por lo de la Rambla, y ahora viene lo del 'procés' y todo eso, y como es mi segundo concierto en Barcelona he decidido que hoy, no sé mañana, pero hoy no voy a opinar porque se está echando demasiada leña al fuego por todos los lados.

Entonces no le pregunto por el 1-O. No, supongo que sabe lo que pienso porque lo he dicho, pero esta vez, no sé por qué, pero he decidido ser prudente.

Bien, retoma la gira en Barcelona y viajará a Argentina, Uruguay… ¿Seguirá en el 2018? Pues no lo sé con detalle, porque tengo mis manías y una de ellas es saber dónde toco la semana que viene pero no dónde toco después porque entonces me agobio. Así que no sé cuánto va a durar, pero se tendrá que acabar algún día.

El repertorio parece estable. ¿Habrá cambios en el Sant Jordi respecto al recital de junio? Algunos. Cambiaremos tres o cuatro canciones. El reggae, por ejemplo, '¿Qué estoy haciendo aquí?', nos ha empezado a aburrir y lo vamos a sustituir por 'Sin pena ni gloria'.

¿Se ve preparando otro disco antes que pasen otros ocho años? Por lo pronto me veo disfrutando de esta gira, de compartir las canciones con la gente y ahora mismo lo único que me cabe en la cabeza es el Sant Jordi. Quisiera que el concierto, no diré que cure heridas porque los conciertos no curan heridas, pero sí que ojalá sea un bálsamo de solidaridad para Barcelona, para la gente que ha sufrido con lo de la Rambla. Ojalá.