CRÓNICA

Rock'n'roll y fantasía en Altaveu

El festival de Sant Boi de Llobregat brindó una sustanciosa primera jornada viajando de Los Enemigos a Kadhja Bonet

Concierto de LOS ENEMIGOS

Concierto de LOS ENEMIGOS / periodico

JORDI BIANCIOTTO / SANT BOI DE LLOBREGAT

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El rock’n’roll, ¿es una música de autor? Cuando se alude a esta categoría, inspirada por la figura clásica del cantautor o en el cine de arte y ensayo, tendemos a pensar en artistas circunspectos volcados en la exploración de su universo interior. Pero, ¿y Josele Santiago y la poesía de resaca y dominó de canciones como 'Desde el jergón'? Guitarras escarmentadas por la vida y estrofas con humor negro en el Altaveu. Claro que sí.

El festival de Sant Boi vivió este viernes, en el arranque de su 29ª edición, su versión del rock'n'roll en la plaza del pueblo, que dirían Tequila (sin desear faltar al honor de esta señora ciudad de 82.402 habitantes), con una sesión de Los Enemigos envuelta en un poco de serena algarabía de fiesta mayor. Una plaza del Ajuntament salpicada por terrazas cerveceras y público volante, con un amplio núcleo de fans en medio que jaleó al cuarteto desde la primera canción, 'Vida inteligente', la proa de su disco de reunión del 2014.

Un directo arrollador

El tiempo ha jugado a favor de la baqueteada lírica de Los Enemigos y su mezcla de aridez y descaro, esa oscuridad coloquial, expresada sin darse demasiada importancia, suena ahora más creíble si cabe. Nunca fueron una banda insegura o imprevisible en directo y en Sant Boi volvieron a sonar engrasados, arrolladores, en una selección de veintitantas canciones con paradas en el 'riff' garajero de 'Esta mañana he vuelto al barrio', el ritmo pesado de 'Me sobra carnaval' y la perversión de 'Miedo'. La voz rasposa de Josele Santiago aportó un plus crápula a 'Señora', de Serrat, convertida en genuino material 'enemigo', y 'Septiembre', 'John Wayne' y 'La cuenta atrás' pusieron otros fiables puntos de anclaje. Actitud. "Somos una banda de rock".

La noción de música de autor defendida por Altaveu apuntó hacia otros horizontes en Cal Ninyo, sede de audaces diálogos con la canción popular. Primero, con Joana Gomila, cuyo admirable 'Folk souvenir' (producción de Jaume Manresa, exteclista de Antònia Font) se suma a la corriente moderna de releer las músicas ancestrales transmitidas por tradición oral (Alan Lomax, etcétera) con una voz abracadabrante y tratamientos exploradores de un cuarteto que incluye al guitarrista Santi Careta. Folk salvaje y místico, con 'samples' fantasmales y cencerros. Y luego, el dúo estrella del género, Maria Arnal i Marcel Bagès, que, como meses atrás en Apolo, construyó una atmósfera tensa, con trascendencia y sensualidad, haciendo estallar las estrofas de Ovidi Montllor y Joan Brossa ante un patio de butacas boquiabierto. Cosa seria, y creciendo.

Artes de seducción

Otras dos voces femeninas con carácter, estas de ultramar, completaron la jornada en los jardines del Ateneu Santboià. La británica, con raíces en la isla de Granada, Ala.ni se mostró como una sinuosa encantadora de serpientes entonando un cancionero bonito y de contornos mágicos, el de su primer disco, 'You & I', con resonancias ‘retro’ y sustrato de jazz ligero. Formato heterodoxo, arpa y guitarra, y un registro un tanto lineal compensado por sus dotes escénicas y sus artes de seducción.

Un imaginario ensoñador, el suyo, compatible con el de Kadhja Bonet, que le tomó el relevo. Aun sin los arreglos orquestales que envuelven las canciones de 'The visitor', esta californiana exhibió sustancia, con un poco menos de postureo que Ala.ni y más imaginación en el modo de plasmar sus ideas melódicas en canciones envueltas en un halo de fantasía. Lástima que su propuesta fuera quizá demasiado sutil para un concierto gratuito al aire libre en torno a las dos de la madrugada.