DEMANDA

Los análisis de ADN descartan que Dalí sea el padre de Pilar Abel

El cadáver del pintor fue exhumado en julio para extraer muestras que refrendasen o no la demanda de paternidad

El Periódico / Barcelona

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Los análisis de ADN han concluido que Salvador Dalí no es el padre biológico de Pilar Abel, la mujer que reclama ante los tribunales ser reconocida como hija biológica del artista. El resultado de las pruebas será el elemento decisivo en la vista que debe celebrarse el 18 de septiembre en un juzgado de Madrid para descartar o no la demanda de paternidad. Si es que llega a celebrarse. Con los resultados negativos en la mano, Abel podría plantearse retirar la demanda y así evitar una sentencia que tiene todos los visos de ser desestimatoria. 

En un comunicado, la Fundació Gala-Salvador Dalí confirmó ayer que los letrados del despacho Roca Junyent que representan sus intereses recibieron del Juzgado de Primera Instancia número 11 de Madrid el dictamen negativo del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses. Según el informe, los resultados "permiten excluir a Salvador Dalí como padre biológico de María Pilar Abel Martínez". Algo que no representa una "sorpresa" para la fundación que en el mismo comunicado y de forma contundente recuerda que en "ningún momento" ha habido "ningún indicio de veracidad" en la pretendida paternidad. De hecho, Abel nunca ha presentado ninguna prueba que hiciera sospechar que era hija de Dalí.

Es por ello que desde el primer momento de la demanda que la institución que vela por el legado del genio ampurdanés se manifestó en desacuerdo con el proceso y con la decisión judicial de exhumar el cuerpo del pintor para proceder a las pruebas de ADN. Una disconformidad y un disgusto que no esconde: "Se confirma que esta decisión judicial inusual e injustificada de practicar la exhumación ha sido totalmente inadecuada y desproporcionada, y se pone en evidencia su total improcedencia y la inutilidad de los costes y perjuicios de todo tipo que ha ocasionado".

Operación costosa

No en vano, la operación para extraer muestras biológicas del cadáver de Dalí (huesos largos, pelo, uñas y dientes) fue de todo menos fácil. La acción se llevó a cabo el pasado 20 de julio y supuso levantar la losa de una tonelada y media que cubre el sepulcro del Teatre-Museu Salvador Dalí de Figueres donde descansan los restos embalsamados del pintor. Y conllevó toda una serie de medidas excepcionales para convertir el museo en un búnker y evitar así que el proceso pudiera ser filmado o fotografiado y, por ende, convertido en un circo mediático.

De nada sirvió la petición de la fundación a la magistrada de evitar la costosa exhumación realizando antes un análisis del ADN del cadáver del padre legal de la denunciante o de su hermano. Ello hubiera podido descartar la hipótesis de la paternidad de Dalí de una manera más fácil y menos costosa, pero la jueza desestimó la solicitud.

Como ya dijo entonces, la fundación recordó ayer que "reitera la expresa reserva de acciones", es decir, no descarta pedir las costas del juicio, si llega a realizarse, ni presentar una demanda por responsabilidad patrimonial a la Administración de Justicia por las pérdidas y gastos ocasionados por todo el proceso. Lo que sí que parece cada vez más lejano es que Abel pueda reclamar la legítima de la herencia del pintor (el 25% del patrimonio legado al Estado español y gestionado por la Fundació Gala-Dalí), algo que amenazó con hacer en caso de que se reconociera su filiación. Sobre las muestras extraídas del cadáver del artista, la fundación comunica que serán restituidos "próximamente".

Relación inverosímil

La demanda de paternidad empezó cuando Abel aseguró que había existido una relación clandestina entre Dalí y su madre, entonces empleada doméstica de una familia vecina del pintor en Cadaqués. Según la demandante,  hay testimonios que certifican que  el artista pagaba a un trabajador de un colmado para que le mantuviera al corriente del estado de su hija. Y  que aseguran que cuando el pintor se cruzaba por la calle con su madre, llevándola a ella en cochecito, le preguntaba: "¿Es mi hija Pilar?".

Una relación, antes y después del nacimiento de la demandante, que no encaja demasiado ni con el concepto de paternidad del artista ni con su sexualidad.